"La pandemia y las catástrofes naturales están poniendo de manifiesto la urgente necesidad de cambiar nuestros hábitos"
SOUJI significa limpieza en japonés, y en torno a dicho concepto centra toda su filosofía esta startup. Así, ofrece una solución rápida, fácil y segura para gestionar y transformar el aceite vegetal usado, desde el punto de origen, dándole una segunda vida como detergente ecológico y polivalente. La innovación se basa en el desarrollo de un aditivo químico que consigue la saponificación (proceso químico por el cual un cuerpo graso, junto con una base, da como resultado un jabón) en solo un minuto, sin riesgos de manipulación y sin aporte de energía externa. La compañía también ha desarrollado un dispositivo mecánico para mezclar los compuestos. Se puede hacer manualmente, o en un volumen mayor de forma automatizada.
Esta es la primera fórmula a base de compuestos minerales y vegetales que, al ser mezclada y agitada en las proporciones adecuadas con el aceite usado, logra la reacción de saponificación. Lo hace sin necesidad de calor y sin ningún agente corrosivo como la sosa cáustica.
La misión de SOUJI es crear una empresa con impacto, que contribuya poco a poco a tener un mundo más limpio, y ser un ejemplo de economía circular. Un misión liderada por sus fundadores: Sergio Fernández (Ingeniero Ambiental y CEO de SOUJI) y Catalina Trujillo (Licenciada en Marketing y gestión comercial y CMO de SOUJI). Ambos comenzaron el proyecto por la pasión mutua de emprender, "que ya nos había llevado a tener proyectos pasados, con más o menos éxito", cuentan. Fue Sergio quien tuvo y empezó esta idea, "y yo desde que la conocí me enamoré de ella", apunta Catalina. Así fue como decidieron cerrar todo lo demás y centrar todos nuestros esfuerzos en SOUJI.
Su iniciativa les ha llevado a formar parte de EIT Food, que tiene entre sus objetivos la búsqueda de startups agroalimentarias para ayudarlas a crecer y competir en el mercado global. Cada año busca a las más punteras para acogerlas en su incubadora (Seedbed) y su aceleradora EIT Food Accelerator Network (FAN). Puedes consultar todos los detalles de sus convocatorias a través de la web.
¿De dónde procede la tradición de hacer jabón con aceite usado?
Se trata de una tradición muy antigua y muy utilizada en los pueblos. Fueron los sumerios unos de los primeros que descubrieron que la mezcla de potasa y sosa con aceite creaba una pasta que favorecía la limpieza, aunque su origen no está del todo claro. Nuestra innovación nace del método y la forma de hacerlo.
Desde sus inicios, el método tradicional se basaba en la mezcla de una base corrosiva y muy fuerte como la sosa cáustica con el aceite. SOUJI lo que es una base inocua, sin tóxicos, ni riesgos de manipulación. Con el método tradicional era necesario usar gafas, guantes, hacerlo al aire libre y dejarlo reposar porque desprende vapores. El resultado era grumoso y sin aroma. Con SOUJI conseguimos la misma reacción pero de un modo absolutamente nuevo: en un minuto, sin ningún riesgo de manipulación, sin aporte de calor, con un resultado de textura cremosa y agradable aroma. Listo para usar. Lo de antes con el método de ahora.
¿Cuándo y cómo lo descubristeis vosotros?
Yo (Sergio) vengo de la rama de medio ambiente, lo que hace que conociera muy bien el impacto del aceite en el medio. Todo nació de la necesidad de no saber qué hacer con este residuo en casa.
Almacenar el aceite para luego llevarlo a un punto limpio que ni siquiera sabía dónde estaba resultaba complicado y, para el poco residuo que generaba, no siempre me compensaba esta tarea.
Después de dudar si tirarlo por el fregadero, mirando para otro lado, decidí buscar solución. Descubrí que las opciones eran muy limitadas, y que el método tradicional de hacer jabón también era muy complejo para mi ritmo de vida, por lo que diseñé una primera formulación y acudí a un experto en la materia ( Alberto Balfagon) en el IQS de la U. Ramón LLul de Barcelona. Con su ayuda vi las opciones reales de mi idea.
Fueron tres años de investigación lo que tardamos en dar con los resultados. Pero lo conseguimos. Y lo que primero solo fue una idea loca de un joven con ganas de emprender y aportar algo al planeta, se convirtió en una realidad.
¿De qué forma le habéis dado la vuelta y habéis creado un método propio?
Soñando, investigando y con mucho trabajo.
¿Por qué se caracteriza? ¿Cómo es posible hacerlo en un minuto?
Ahí radica la innovación, en su rapidez, en su seguridad de manipulación y en su facilidad de uso. Apto para todos los públicos, con SOUJI ya no hay excusa para reciclar y reutilizar un residuo tan contaminante.
¿Cómo evitar cualquier riesgo durante el proceso?
Toda la mezcla está compuesta por elementos de origen vegetal y mineral, sin tóxicos, ni agentes corrosivos que lo hace seguro en su manipulación.
¿Qué ventajas tiene esta opción frente a otros productos de limpieza?
La primera ventaja es que se fabrica dándole una segunda vida a un residuo altamente contaminante. Pero es que además el detergente que se consigue tampoco contamina, tenemos estudios que demuestran que es un 96% menos contaminante que un detergente común, y un 90% menos contaminante que uno realizado con sosa. Además es un multiusos. Está homologado como detergente de ropa, friegasuelos y lavavajillas, evitando la necesidad de tener múltiples productos con múltiples envases. Y su poder limpiador es extraordinario, como los jabones hechos con el método tradicional, donde el poder secuestrante de la suciedad es altísimo.
¿Qué nuevos usos os gustaría darle a vuestra solución? ¿En qué novedades trabajáis?
Las posibilidades son inmensas, se pueden trabajar gamas de aromas, formatos, usos y presentaciones. Además de adaptarlo para diversos sectores. Actualmente estamos trabajando en una solución adaptada a la hostelería. Para facilitar su uso presentamos una máquina que mecaniza el proceso de agitado: solo hay que dar a un botón para tener el resultado de manera casi inmediata. También estamos trabajando en una solución más industrial, pudiendo realizar cientos de litros de jabón en un solo paso, sin tóxicos y con un aporte energético mínimo a diferencia de los métodos tradicionales.
¿Habéis notado un aumento de conciencia y por tanto de ventas desde que empezasteis?
Sí, cada vez se nota más la conciencia y preocupación de la gente por el medioambiente y el cambio climático. La pandemia y las catástrofes naturales están poniendo de manifiesto la urgente necesidad de cambiar nuestros hábitos. Pero aún queda mucho por hacer. Competir en un mercado tan establecido con los pocos recursos que contamos no es fácil. Para notar cambios reales necesitamos el apoyo de las administraciones a nivel de legislación, de las grandes empresas para cambiar los hábitos de consumo, y de los medios de comunicación, para dar voz a proyectos como el nuestro. Cambiar las cosas es un trabajo coordinado de muchos agentes y por desgracia todavía nos sentimos muy solos en nuestra lucha.
¿Quiénes son precisamente vuestros usuarios? ¿Cuál es su perfil y por qué eligen Souji?
Actualmente a nivel doméstico. Nuestros usuarios son personas con uso de aceite en sus dietas y conciencia medioambiental. Personas con ganas de hacer las cosas de un modo distinto sin perder calidad de vida, ni comodidad. Contamos con muchas madres preocupadas por el futuro y la salud de sus hijos. Souji es muy delicado con la piel, el planeta y las prendas. Es hipoalergénico y no lleva tóxicos, dos elementos importantísimos en el cuidado y protección de los tuyos.
A nivel de hostelería, nos enfocamos en establecimientos con sistemas de gestión deficientes o poco óptimos, que buscan mejorar su RSC y su servicio al cliente y a la sociedad. Ecohoteles, hoteles rurales, cruceros, cadenas de hostelería y restauración que deseen realizar economía circular para hacer parte del cambio. Consiguiendo una mejor imagen y un ahorro en su partida de productos de limpieza.
Y por último, en la parte industrial, nuestro público son empresas de agroalimentación, con enormes excedentes de aceite usado o empresas de productos de limpieza que quieran usar un método más sostenible, rápido y seguro para trasformar su residuo y conseguir jabones ecológicos.
¿Cómo fueron los inicios con respecto a la financiación?
Trabajamos desde el principio, con fondos propios. No tenemos financiación externa y el proyecto se sustenta de sus propias ventas. Solo hemos contado con el apoyo económico de dos premios en metálico, por parte de EIT Food y Findus.
¿De qué forma habéis evolucionado en ese sentido? ¿En qué punto os encontráis a día de hoy?
Todos nuestros beneficios se han destinado en mejora continua y en seguir investigando. Ahora mismo estamos en un punto importante y somos conscientes de que para seguir creciendo necesitamos financiación. Por eso la idea es seguir trabajando y es posible que abramos una ronda a final de año. Nos encantaría encontrar un compañero de viaje que nos diera solidez, conocimientos y mercado, además de financiación.
¿Qué ha supuesto para Souji el apoyo de EIT Food?
EIT food ha sido nuestro mejor aliado. Fue el primero en confiar en nosotros, y de los múltiples premios que hemos ganado es el único, junto a Findus, que nos ha aportado capital. Además, ser parte actualmente de su programa de aceleración EIT FAN es toda una suerte. Su apoyo de mentoría, sus contactos y su trabajo de acompañamiento son excepcionales, no paramos de aprender. La labor que realizan es fundamental para poder consolidar proyectos como el nuestros.
¿Por qué consideráis importantes este tipo de programas, como la aceleradora? ¿Por qué deberían apostar por ellos otras startups?
Los motivos son múltiples. Primero, por conocimiento, nadie nace sabiendo de todo y gestionar una startup no es simple. Normalmente se cuenta con recursos muy limitados en mercados complejos, y contar con la experiencia y el conocimiento de este tipo de programas es muy enriquecedor.
Segundo, ser parte de un ecosistema de proyectos como el tuyo, donde no solo aprendes, sino que además te acompañas en este proceso. Y, por último, los contactos y visibilidad que dan, fundamentales para poder seguir avanzando.
Más allá de la financiación, ¿cuáles son vuestros objetivos de crecimiento e internacionalización? ¿Qué cifras manejáis?
Nos encantaría seguir creciendo en puntos de venta tanto a nivel nacional como internacional, pero las barreras del retail son enormes. Es un pez que se muerde la cola, todos hablan de introducir nuevos productos sostenibles pero solo tienen en cuenta los márgenes y su rotación, por lo que no apuestan por productos desconocidos, lo que hace que no te den la opción de darte a conocer. Internet sin embargo es una gran ventana para nosotros.
La idea es poco a poco establecer la versión doméstica en el norte de Europa, para luego poder atacar otros mercados como Latam, Norte América y el Pacífico, donde el consumo de aceite es enorme y sus sistemas de gestión son bastante deficientes.
En las versiones de hostelería e industrial necesitamos seguir avanzando para poder entrar en mercados como el de los cruceros, hoteles y las grandes empresas de agroalimentación. Si las cosas salen como esperamos, el año que viene podremos triplicar nuestra facturación, lo que dará un impulso a seguir creciendo y democratizando el producto y nuestra solución.
¿Cómo visualizas a Souji en el futuro? ¿Qué retos os quedan por cumplir?
Nos gustaría que SOUJI se convirtiera en un referente de consumo en el mercado de la limpieza ecológica y la gestión del residuo de aceite. Fomentamos la realización de economía circular desde el punto de origen, cambiando de manera disruptiva el modo de consumo actual.
Como retos, nos quedan todos (risas). Minimizar costes; acercar el producto al cliente; crecer como empresa; establecernos en otros mercados; seguir invirtiendo en mejora continua para ampliar gama de productos, etc. Una empresa es un ente vivo, con cambios, retos y necesidades constantes.
Número de empresas tech e innovadoras en España
Fuente de datos: Ecosistema Startup, la mayor plataforma de empresas españolas.