Como dicen Laura Storm y Giles Hutchins en su libro “Regenerative Leadership” nos enfrentamos a un cambio de paradigma de los que marcan el inicio y el fin de una época. El viejo y todavía dominante paradigma de la separación, el hiper control, el cortoplacismo, la competitividad agresiva y el crecimiento infinito empieza a dejar paso a un nuevo paradigma que está al servicio de la vida, mucho más enraizado en la sabiduría de la Naturaleza, en la interconexión y en la riqueza de los ecosistemas.
Y en ese transitar hacia lo nuevo empezamos a comprobar que ni los clientes van a seguir transigiendo con todo, ni los empleados van a seguir mirando para otro lado mientras sus empresas solo apuestan por el accionista, sin preocuparse por las externalidades que su actividad causa a la sociedad o al planeta.
Urge una nueva brújula moral que nos enseñe a navegar este nuevo paradigma y que nos permita legar a nuestros hijos un mundo mejor. Es tiempo para un nuevo liderazgo moral donde tomen mucho más protagonismo los emprendedores y directivos que empiezan a poblar el espectro empresarial y que están apostando fuertemente por generar impacto más allá de sus cuentas de explotación, creando valor para la sociedad en la que se imbrican, protegiendo el medioambiente, generando disrupciones en los modelos empresariales a la vez que crean nuevos mercados para millones de personas, que ven valor en que otros prosperen y que entienden el planeta como lo que es: El inicio y el fin de todo lo demás.
Celebremos a estos nuevos role models que obran por mandato moral, porque han decidido que van a dar al sistema más de lo que detraen de él y que han renunciado a pedir siempre “algo a cambio”. Valientes que han optado por seguir construyendo sobre lo que otros pioneros (ciudadanos, emprendedores sociales, educadores, etc.) empezaron a construir antes que ellos. Porque han entendido que ese es el verdadero progreso.Es tiempo de redefinir el capitalismo. El beneficio es indispensable, es el aire que respira una empresa, pero ya no es la única variable de la ecuación. Ahora las variables son tres, y todas ellas igualmente importantes: Planeta, Personas y Beneficio. El mundo vira hacia modelos económicos que tengan sentido para toda la sociedad y no solo para unos pocos elegidos y esto va a requerir, entre otras cosas, renunciar a la falacia del crecimiento infinito, que las empresas empiecen a contabilizar las externalidades positivas o negativas que provocan, una fiscalidad positiva para aquellas que cuidan y regeneran los recursos naturales en vez de esquilmarlos, y que siga creciendo a paso firme el Capital “paciente”, aquel que huye de la cultura egoísta y meramente especulativa, apostando por el beneficio a largo plazo para todos los stakeholders