España suma más de 750 startups y pyme vinculadas al sector Cleantech
La amenaza climática y el deterioro medioambiental generado por prácticas nocivas de la actividad humana - desde la producción industrial o energética hasta la movilidad o el vertido de residuos - han dado pie a un nuevo paradigma, donde existe una necesidad de sustituir estos mecanismos por un modus operandi sostenible y respetuoso con la naturaleza. En este sentido, los avances tecnológicos y la innovación juegan un papel crucial. Tal es así, que en los últimos años han surgido infinidad de startups que se engloban dentro del fenómeno Cleantech, un término que hace referencia a la tecnología limpia que posibilita cualquier proceso, producto o servicio reduciendo los impactos ambientales negativos.
Cada vez son más las industrias que se suman al reto ambiental a través de una mayor eficiencia energética, el fomento de un empleo sostenible de los recursos o el aumento de la protección ambiental. A día de hoy, los desarrollos tecnológicos han posibilitado una gran variedad de propuestas capaces de reducir las emisiones de gases contaminantes, favorecer una movilidad sostenible, aumentar la eficiencia energética o mejorar la calidad del agua sin que esto suponga un perjuicio en otro ámbito. Solo en España hay más de 750 startups que se pueden englobar dentro de la categoría Cleantech, dato obtenido gracias a la plataforma de datos de Ecosistema Startup que ya cuenta con más de 4.200 empresas identificadas en España. De estas, más de la mitad tienen su sede en la Comunidad de Madrid y Cataluña (unas 190 startups por región) aunque comunidades como Valencia o Andalucía cuentan con una nutrida red de startups cleantech.
El sector energético es la vertical donde más empresas jóvenes y tecnológicas están aportando propuestas innovadoras para virar hacia un modelo más sostenible: alrededor de 220 startups en todo el país. Le sigue el mundo de la movilidad y la agricultura (agrotech) con cerca de 170 iniciativas empresariales de carácter innovador.
El interés por las propuestas sostenibles también ha disparado la creación de agentes vinculados al ecosistema. España cuenta con más de 25 corporaciones que están impulsando proyectos sostenibles e innovadores en este ámbito, ya sea de forma interna o invirtiendo en startups. También hay más de 30 aceleradoras que están enfocadas en diversas verticales que se integran dentro de la categoría y hasta 40 fondos de inversión especializados en proyectos cleantech, de los cuales, aproximadamente la mitad operan desde la Comunidad de Madrid y algo más de 25% lo hacen desde Cataluña.
ICEX España Exportación e Inversiones ha promovido la creación, junto con El Referente, del Mapa del Ecosistema Cleantech en España de 2023, donde se recogen todas las startups del país que están ayudando a transformar el sistema de producción y funcionamiento hacia un modelo más sostenible y respetuoso con el medio ambiente. Además, profundizamos en las principales verticales, abordando algunos de los retos a los que se enfrentan y viendo cómo algunas de estas empresas aportan soluciones a los mismos.
*Si eres una startup del ecosistema cleantech y no estás en el mapa o en Ecosistema Startup, puedes enviarnos tus datos a emprendedores@elreferente.es o a través de este formulario.
AGUA
El cuidado del agua es uno de los principales retos globales de la actualidad. El vertido de residuos - tanto en las ciudades como en las zonas industriales - a ríos y mares, junto con el estrés hídrico que provocan las sequías en muchas zonas del planeta o el desperdicio y la mala gestión de los recursos acuíferos han generado un escenario de alarma mundial.
Según la Agencia Europea del Medio Ambiente, hasta el 2015 solo se había logrado un estado ecológico bueno en alrededor del 40% de las aguas superficiales de la Europa comunitaria (ríos, lagos y aguas costeras y de transición). Aunque la cifra ha mejorado, a esto se suma que 7 de las 10 cuencas con mayor estrés hídrico de Europa se encuentran en España [EEA, (Environmental European Agency)]. Pese a que el reaprovechamiento del agua es importante, en España solo hay plantas de reutilización de agua en determinadas zonas, como Barcelona, Alicante o Murcia, altamente afectadas por el estrés hídrico, y únicamente en Granada existe una fábrica que recupera al 100% su coste energético y acuífero.
Algunos desarrollos tecnológicos están abriendo una vía hacia la reducción de los costes. Por ejemplo, la startup Rank HP ha diseñado tecnología capaz de aprovechar una fuente de calor de baja temperatura (renovable, residual o ambiente) para producir calor a una temperatura más alta (>100 °C) con un aporte menor de energía eléctrica. También los filtros regenerativos diseñados por Regfilter consiguen ahorrar agua, espacio y hasta el 30% de la energía que gastan otras tecnologías de filtración más anticuadas, como la filtración con arena o vidrio. Sus filtros son capaces de filtrar partículas de hasta una micra, están totalmente automatizados, son autolimpiables y hacen una regeneración activa del medio filtrante sin vibraciones ni impactos.
Otro de los retos a los que se enfrenta la industria del agua está en el control de las pérdidas en la distribución, y el principal motivo tiene que ver con las fugas que se producen en las instalaciones de la red. La sensorización y digitalización de las infraestructuras y los sistemas están ayudando a paliar la pérdida del agua porque facilita el control de las fugas. Startups como Aganova y Sens Solutions aportan tecnología que permite controlar la red de distribución mediante sensores y así detectar fugas y obtener más datos con los que diseñar estrategias de reparto más eficientes.
Además, la sensorización del sistema posibilita la recogida de datos, que unido a tecnología de Inteligencia Artificial y el tratamiento de algoritmos, permiten mejorar y diseñar nuevas estrategias de gestión. En los últimos años han surgido varias startups, como FIBSEN, cuya tecnología ayuda a monitorizar las redes de tuberías de distribución de agua urbana en tiempo real. Otras como Createch360º están permitiendo la optimización energética de las estaciones depuradoras de aguas residuales (EDAR) con modelos de IA.
AGROTECH
Un informe publicado en Nature Foods y del que se ha hecho eco la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) revela que el sector alimentario genera cerca del 35% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) provocadas por el hombre; es decir, unas 17.300 millones de toneladas métricas. Otro estudio elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en colaboración con investigadores del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea en Ispra (Italia), eleva a 18.000 millones las toneladas de dióxido de carbono generadas por el sector.
Este último estudio estima que, dentro del sector, la producción de alimentos de origen animal es la más nociva, generando aproximadamente el 57% de las emisiones de efecto invernadero que se vinculan al sistema alimentario global. La producción de alimentos de origen vegetal ocasiona el 29% de las emisiones contaminantes, y solo el 14% restante provienen de productos que no se utilizan como alimento o pienso (como el algodón o el caucho).
Ante esta situación, el primer reto que se plantea dentro del sector agrícola y ganadero es el de la reducción de emisiones contaminantes. Uno de los principales causantes son los fertilizantes y pesticidas que, según el informe realizado por FAO y la Comisión Europea, ocasionan el 39% de las emisiones nocivas del sector, siendo el metano el gas nocivo más abundante en los procesos alimentarios, especialmente en la cría de ganado y en el cultivo del arroz. En este ámbito trabaja la plataforma con tecnología blockchain de Vestigia, capaz de medir de forma real la huella hídrica y la polución del agua por fertilizantes; un paso clave para controlar y reducir el uso de los mismos.
También la tecnología de Biome Makers ayuda a los agricultores y agrónomos a decodificar toda la comunidad microbiana que afecta sus cultivos. A partir de ahí, se puede determinar cómo mejorar la producción y mantener la sostenibilidad del suelo para muchas cosechas futuras. Otra alternativa al uso de fertilizantes son los biofertilizantes microbianos que ha desarrollado Vitantech Biotechnology, capaces de proteger a las plantas frente a estrés abiótico, tales como sequía y salinidad.
Pero además del uso de fertilizantes, otro problema tiene que ver con la sobreexplotación de la tierra - ocasiona el 38% de la contaminación (FAO) - y las acciones derivadas de la distribución - generan el 29% restante. Producir alimento sobre un modelo sostenible, donde el suelo no sufra altos daños - irreparables en algunos casos - es otro de los retos a los que debe hacer frente el sector agrotech. La propuesta de Bioagro ayuda a reducir el consumo del agua a través de un sistema de riego inteligente, lo que se traduce en ahorros de entre el 20%-50% en función del tipo de cultivo. Algo similar consigue Sensacultivo, mediante el uso de sensores y una app que envían recomendaciones al agricultor para ahorrar agua y fertilizantes. También en este ámbito destacan la madrileña Bioento - que produce abonos obtenidos en base a bioestimulantes líquidos y fertilizantes sólidos ecológicos para la agricultura - o Veleco - que está ayudando a reducir el impacto de los grandes generadores de residuos orgánicos, como las explotaciones porcinas, así como minimizar su gasto energético, transformando sus residuos tanto en energía como en fertilizantes de gran calidad. Esto es posible gracias a su experiencia en generación de biogás e hidrógeno, con lo que consiguen crear un combustible hasta un 40% más eficiente que el biogás convencional y una serie de plantas modulares adaptables a cada necesidad.
No hay que olvidar que los procesos vinculados al modelo agroalimentario —desde su producción hasta su consumo en hogares— gastan un 30% de la energía primaria consumida en España, según una investigación realizada por la Universidad Pablo de Olavide. La reducción del consumo energético en el sector agrícola es uno de los puntos candentes en la actualidad del sector. En este ámbito, además de Veleco, encontramos propuestas de reaprovechamiento como la de Smallops, capaz de aprovechar los residuos oleícolas para su transformación en biogás y en nanopartículas de hierro cerovalentes.
Pero además del ahorro energético, los avances tecnológicos también están permitiendo mejorar las prácticas agrícolas. Por ejemplo la startup andaluza Raw Data ha desarrollado una plataforma que permite subir datos históricos para simplificar el análisis y el uso de modelos de predicción de maduración de las plantaciones, mientras que la madrileña Auravant facilita el seguimiento y monitoreo de cultivos a través de imágenes satelitales y drones, aportando nuevos puntos de vista de cara al planteamiento de estrategias.
De por sí, la producción de alimento animal requiere y ocupa más terreno que la producción de alimento vegetal. Un fenómeno que ha ido en aumento en las últimas décadas por el crecimiento de la demanda de productos cárnicos. Un estudio elaborado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación revela que en España el consumo anual de carne pasó de 11,7 kg/per cápita en 1970 a 46 kg en 2018.
Este incremento del consumo cárnico ha hecho que muchas explotaciones busquen multiplicar su producción sin aumentar, de forma proporcional, todas las condiciones y factores relacionados, como el espacio, el tiempo o el alimento. Se ha sobreexplotado el terreno y se han acelerado los procesos de alimentación en base a piensos que también menguan la calidad de la carne. Por consiguiente, la sociedad ha ido tomando conciencia y modificando ciertos estilos de vida, impulsando corrientes como la cultura veggie (vegetarianos, veganos y flexitarianos). El primer informe "The Green Revolution", publicado en 2017, hablaba de que entonces en un 7,8% de la población española tenía un comportamiento veggie (1,3% vegetarianas, 0,2% veganas y 6,3% “flexitarianas”). Dos años más tarde, en 2019, Lantern publicó una actualización de su informe que reflejaba un incremento de más de dos puntos porcentuales, llegando hasta el 9,9% de la población. En 2021, el estudio mostró un aumento hasta el 13% de la población (un 1,4% vegetarianas, un 0’8% veganas y un 10,8% flexitarianas), escenificando que cada vez son más las personas que demandan productos libres de ingredientes animales.
Ante este contexto, el sector agroalimentario sabe que debe ser capaz de dar respuesta al reto de desarrollar alimentos reduciendo el consumo de carne. Cada vez hay más startups aportando alternativas en base a innovación, investigación y desarrollo. Por ejemplo la catalana NovaMeat, conocida a nivel internacional por haber generado en 2020 el bistec vegetal más realista del mundo, o la navarra Ingredalia, que elabora y comercializa ingredientes funcionales naturales desarrollados a partir de subproductos vegetales de empresas agroalimentarias.
BIODIVERSIDAD Y GESTIÓN FORESTAL
En cuanto a la gestión de la diversidad biológica, el desarrollo tecnológico y la expansión de los sistemas digitales han permitido crear numerosas plataformas y aplicaciones que incentivan la creación y cuidado de espacios naturales. Startups como Forest Bank y Bosquia han diseñado modelos para compensar la huella de CO2 de empresas, y Biotapass incluso integra tecnología satelital, blockchain e inteligencia artificial predictiva para generar certificados de compensación de carbono y biodiversidad.
No obstante, aún hay un amplio margen de mejora en cuestiones como el control y la prevención de incendios, mejorar los sistemas de repoblación de zonas afectadas por incendios y generar métodos más eficaces y eficientes para afrontar estos desastres climáticos. En estas cuestiones, la revolución digital ya ha permitido dar algunos pasos hacia modelos más cómodos y eficientes, y que además ayudan a reducir los riesgos.
Por ejemplo, la startup madrileña Orygen optimiza y acelera la creación de proyectos forestales con la ayuda de inteligencia artificial. Su plataforma evalúa y genera proyectos que promuevan la regeneración de la biodiversidad perdida, protegiendo el suelo y potenciando la absorción de carbono.
En relación al control y prevención de incendios, la compañía valenciana Pyro ha desarrollado distintas tecnologías IoT que permiten obtener información precisa del fuego, ofreciendo una conciencia situacional ampliada de la emergencia a los responsables de la extinción.
BLUETECH
El cuidado y descontaminación de los mares y océanos es uno de los puntos contemplados en los Objetivos de Desarrollo Sostenibles que ha marcado la ONU. La tecnología innovadora que ayuda a alcanzar esta meta se conoce como ‘bluetech’. Pese a que se trata de un campo incipiente -incluso dentro del mundo startup- los avances tecnológicos permiten marcar una serie de objetivos a cumplir en el corto-medio plazo.
Uno de ellos es la recopilación fiable de datos oceánicos precisos. Esta acción es clave ya que es la base para analizar el estado del medio marino y actuar en consecuencia. En la actualidad, existen una gran variedad de tecnologías, que van desde los satélites en el espacio a los sistemas de medición en tierra, mar y aire, que proporcionan datos e información de la salinidad, temperatura, niveles de clorofila, calidad del agua y aire, oleaje, nivel del mar… A nivel europeo destaca el programa Copernicus, que proporciona datos fiables de manera operacional y servicios de información de forma gratuita que pueden ser utilizados por una amplia variedad de usuarios. En España ya hay varias propuestas en esta línea. Un ejemplo es la joven empresa Premium Catamaranes, que ha desarrollado vehículos inteligentes capaces de recopilar y analizar datos oceánicos. Además cuentan con tecnología de navegación autónoma y están propulsados por energía solar y de hidrógeno.
En línea con este reto está la necesidad de controlar la calidad del agua marina y la hidrosfera. Avanzar en tecnologías innovadoras que permitan verificar de manera rápida, eficaz y eficiente el estado de los mares y océanos ayuda a prevenir y actuar ante problemas provocados, tanto por causas naturales, como por factores externos. En la actualidad existen diversas herramientas de observación y monitoreo que van desde técnicas de teledetección y el seguimiento de imágenes de satélites hasta el análisis de tomas de muestras in situ. En España encontramos propuestas de valor como la de Digital Earth Solution, que ha desarrollado un software capaz de predecir en pocos minutos y con alta precisión la evolución geográfica de cualquier vertido tóxico para pronosticar su trayectoria futura durante los siguientes tres a cinco días; o Koa Biotech, cuyos dispositivos son capaces de monitorizar la presencia de patógenos en el agua y enviar alertas tempranas en caso de incremento de alguno de los patógenos.
Una vez detectados los elementos nocivos en el agua, el siguiente reto pasa por su eliminación. Una de las startups españolas más conocidas en este ámbito es The Gravity Wave, que a través de una red de pescadores consigue recuperar plásticos del Mar Mediterráneo para reciclarlos y darle una segunda vida. Otras startups también aprovechan el plástico para confeccionar otros productos de valor, como ropa. Es el caso de la startup de San Fernando (Cádiz) Senda Tribe, que diseña moda de baño hecha con plástico reciclado del mar.
Pero además del plástico y otros residuos artificiales, también hay seres vivos, como algas invasoras, que provocan graves alteraciones en los ecosistemas marinos. El alga parda Rugulopteryx okamurae está generando graves daños sobre el litoral andaluz y dañando actividades económicas como la pesca y el turismo. Estas algas invasoras pueden ser utilizadas en la industria agrícola, cosmética, farmacéutica y en la fabricación de nuevos materiales. La startup Futuralga aporta una solución al problema mediante la transformación de las algas invasoras en envases biodegradables.
CLIMATECH
Cuidar el ecosistema, combatir el cambio climático y fomentar un estilo de vida ecológico y no contaminante se han convertido en puntos clave de la conciencia actual de la mayoría de sociedades del planeta. Pautas que condicionan el modo de vida de la gran mayoría de sociedades e individuos, abarcando todo el rango de acción y producción; es decir, desde las decisiones políticas o el relato colectivo, hasta las estrategias empresariales.
Tal es la importancia de este objetivo, que dentro del sector tecnológico y empresarial se ha acuñado un nuevo término: ClimaTech. Este se refiere a todas las empresas y organizaciones (principalmente con una naturaleza disruptiva e innovadora) que tienen como principal objetivo la solución de problemáticas asociadas a la lucha y adaptación al cambio climático, mediante el desarrollo de tecnología.
Como aún queda mucha labor de concienciación ciudadana, muchas startups han desarrollado iniciativas y plataformas que ayudan a mejorar los hábitos sostenibles de las personas y a que conozcan el impacto real de sus acciones. Es el caso de The Good Goal, que cuenta con una app gamificada para educar a los empleados e involucrarles en sus estrategias ESG, al igual que The Planet App, que centra sus esfuerzos en concienciar dentro del ámbito empresarial.
La urgencia de un cambio de tendencia en los índices de contaminación hace que los retos que se plantean en esta vertical tengan la necesidad de ser resueltos en el medio-corto plazo. El primero de ellos pasa por reducir el uso de fuentes de energía nocivas, como el carbón. Sin embargo, a día de hoy la descarbonización pasa por el empleo de energías y dinámicas alternativas, respetuosas con el medio ambiente pero que, si bien pueden dar respuesta a las demandas de los hogares, tienen unas capacidades más limitadas que el carbón para satisfacer las necesidades de cadenas productivas e industriales. Algunas startups presentan propuestas que ayudan en el proceso de descarbonización y también en control y gestión de la huella de carbono. Por ejemplo la startup Hopu, a través de tecnologías clave como IA, IoT y Data-Quality, monitoriza el impacto en el medio ambiente de las decisiones de los ciudadanos, ofreciendo datos compresibles e intuitivos. En un ámbito empresarial encontramos a la startup GreeMko, que desarrolla soluciones para calcular automáticamente la huella ambiental y la huella de carbono de empresas e instituciones de cualquier tamaño y sector. Su solución permite elaborar planes de mejora y reducción, así como obtener toda la información necesaria para el registro de la huella de carbono. También Dcycle brinda una solución B2B que facilita una gestión de la sostenibilidad medioambiental, ayudando a pequeñas y medianas empresas de diversos sectores a medir, reducir y comunicar su impacto y el de sus productos.
También hay varias startups que buscan compensar la huella de carbono con ejercicios de reforestación. Es el caso de Reforestum, que incentiva a empresas y particulares a compensar su huella de carbono mediante la adquisición y el seguimiento de acciones forestales y créditos de carbono; o Coolx, cuyo software impulsado por tecnología satelital e IA agiliza el análisis y la monitorización de proyectos forestales de compensación de emisiones.
Otro reto fundamental que se puede englobar dentro de esta vertical es el de capturar carbono y gases de efecto invernadero. En este campo aún no hay muchas startups españolas que hayan sido capaces de desarrollar tecnología eficiente. Una de ellas es la cántabra Carbón Emergente, que captura carbono atmosférico mediante la producción de biochar, un carbón vegetal que se obtiene a partir de residuos de biomasa. Además han creado un proceso avanzado de pirólisis para transformar residuos vegetales en un carbón con propiedades únicas, que se aplica a suelos degradados para regenerar su salud y fertilidad a largo plazo.
CONSTRUCTECH
La construcción, en cualquiera de sus fases y actividades - tanto la edificación, como el mantenimiento (obras) o la demolición de los edificios - consume una gran cantidad de energía, tiempo y materias primas. Desde la extracción de los materiales, su transformación, transporte y colocación, se utiliza mucha maquinaria y vehículos, generalmente lentos y pesados. Todo ello genera cerca del 40% del total de las emisiones mundiales de CO2 relacionadas con la energía, según el informe “Gobal Startus Report for Buildings and Construction” - elaborado por las Naciones Unidas - que estima que el procesamiento de materiales como el hormigón añade un 6% más. Otro estudio, elaborado por la escuela internacional especializada en Ingeniería, Energía, Nuevas Tecnologías y STEAM Structuralia, señala que en España la construcción genera una tonelada de desechos por habitante al año. Aunque parte de estos desperdicios son tratados para su descomposición y reciclaje, el proceso aún tiene un amplio margen de mejora.
Utilizar materiales sostenibles y poco contaminantes es uno de los retos a los que se enfrenta el mundo de la construcción. En España, AR Atelier promueve una arquitectura regenerativa y tecno-ecológica a través de biomateriales impresos en 3D, bacterias, micelio y algas con carga de residuos orgánicos que sirven para crear materiales sólidos y flexibles. También la startup 011h aporta tecnología y digitalización para crear viviendas de calidad y asequibles en base a criterios de sostenibilidad, descarbonización y salud; y hay varias startups cuyos desarrollos ayudan a reducir el consumo energético, como 4EClima, que fabrica techos de radiación térmica que reducen el consumo final de energía en más de un 40%.
Más allá de un cambio en relación a las materias primas que utiliza el sector, en la propia actividad también encontramos varios desafíos a los que debe hacer frente para encaminarse a un modelo de producción más sostenible. Por ejemplo, la implementación de soluciones digitales para la gestión de proyectos ayuda a ahorrar tiempo y recursos en los proyectos de obra. En este campo están surgiendo startups como Build Lovers que, a través de una plataforma, ayudan a los usuarios a gestionar todos los procesos de construcción, desde la planificación financiera del proyecto, la compraventa de una parcela o la gestión de partners para la construcción. También el market network B2B Bildia ofrece una gestión integral, unificada y en tiempo real de proveedores y subcontratistas para la construcción, que ahorra un 50% de tiempo y hasta un 30% de los costes de aprovisionamiento.
Ya en plena faena, hay varias startups que ofrecen plataformas para el seguimiento automatizado del avance de la obra. Es el caso de startups como Cosmos, que ha desarrollado sensores y dispositivos de transmisión que recopilan automáticamente todos los datos del interior del hormigón; o de ArQlik, una plataforma que conecta a todos los usuarios de un proyecto de construcción y les ofrecen una serie de herramientas (gestor de incidencias, planos, gestor documental, sistema de verificación, control de planificación, etc) para la mejora de procesos en el día a día de un proyecto.
Otro desafío tiene que ver con la anticipación del comportamiento del terreno. Aquí encontramos a la startup catalana Geokinesia, cuya tecnología de teledetección espacial permite detectar la deformación del terreno con una precisión milimétrica. Un avance de gran utilidad en construcción e ingeniería civil.
ECONOMÍA CIRCULAR
La Unión Europea produce más de 2.500 millones de toneladas de residuos al año. La eliminación de todos estos residuos presenta una desafío prácticamente inabarcable y además supondría un gasto enorme de energía y una expulsión masiva de gases contaminantes a la atmósfera. Por ello, adoptar un modelo circular de producción y consumo se antoja incuestionable. Esto implica compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes todas las veces que sea posible para crear un valor añadido.
Desde hace años se ha incrementado el número de empresas que potencian el mercado de segunda mano, apareciendo propuestas como la de Alaska, que permite encontrar muebles en buen estado a través de un sistema digitalizado. Pero también están en auge nuevos hábitos de consumo, como el modelo de suscripción que se ha extendido a artículos e industrias que tradicionalmente estaban más vinculados a un modelo de compra. Es el caso de Tecfys, una plataforma de suscripción de electrodomésticos.
Otra solución que se engloba dentro de la economía circular es la del reciclaje. Abaratar los costes del proceso, reducir los efectos contaminantes o posibilitar el reciclaje de más materiales son los pasos a seguir por esta actividad. El avance de la tecnología origina cada año nuevas propuestas innovadoras que permiten avanzar en estos objetivos. Son muchas las startups que fabrican prendas de vestir a partir de materiales reciclados o residuos contaminantes, como las zapatillas de Basq Company o los pantalones de Bluyins, pero también surgen propuestas disruptivas como la de Alterity, que diseña baterías de litio para favorecer su refabricación y utilizar sus componentes agotados en una segunda vida útil.
El actual marco legislativo español y europeo obliga a una nueva relación de las empresas con los residuos que genera su actividad, mejorando la trazabilidad de los mismos a lo largo de sus diferentes etapas. Tecnologías como la IoT o el Blockchain permiten verificar y certificar lo que ocurre con el residuo a lo largo de todo su ciclo de vida. Por ejemplo, la plataforma T_NEUTRAL permite a los productores de textil medir, reducir y compensar su huella ecológica a través de un pionero parámetro de medición y trazabilidad. También dentro del sector textil Zyosh ha diseñado una etiqueta programable que cambia de color con los lavados, y al hacerlo aparece un código QR que permite poner en contacto al usuario para informarle de cómo, cuándo y donde reciclar sus prendas.
Diversas empresas están obteniendo productos de valor o energía a partir de residuos, como el biogás, un combustible que se obtiene a partir de la biodegradación de la materia orgánica. El reto de este proceso está en aumentar su eficiencia; bien sea con un pretratamiento para acondicionarlos o un postratamiento (upgrading) que permita elevar la calidad de ese biogás obtenido para acercarlo lo máximo posible al biometano. La startup Nantek ha desarrollado maquinaría capaz de convertir plásticos a combustibles aprovechables para la industria energética y el transporte.
Por último, es necesario desarrollar procesos de valorización de aquellos residuos que no tengan salida. La startup extremeña Smallops revaloriza residuos oleícolas para su transformación en biogás y en nanopartículas de hierro cerovalentes, que tienen diferentes aplicaciones medioambientales, como la eliminación de contaminantes del agua y su uso para mejorar la producción de biogás. También permite dar una segunda vida al aceite Almotech, gracias a un aparato electrodoméstico que transforma el aceite de cocina usado en jabón, de forma fácil, segura y cómoda.
ENERGÍA
Según la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) más del 30 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero proceden de la producción energética y su consumo. Por ello, tanto desde el ámbito político como social se está presionando para adoptar nuevos modelos y fuentes energéticas. Son varios los retos que plantea este sector en su camino hacia un modelo más sostenible.
El primero consiste en encontrar nuevos materiales capaces de generar energía sostenible. A día de hoy ya existen muchas alternativas con potencial para producir energía de forma sostenible, algunas ya maduras, como la energía hidroeléctrica y la geotérmica, y otras todavía en fase desarrollo, como la fusión nuclear, la energía de mareas, de olas, de salmuera, de biomasa algal, de residuos, de residuos térmicos, de la gravedad y de la ósmosis inversa, entre otras. En España hay startups que están aportando avances tecnológicos en este ámbito, como la canaria BlueNewables, que ha desarrollado tecnología capaz de aprovechar recursos energéticos de los mares y océanos.
Otro reto se basa en aumentar el autoconsumo energético que impulse el proceso de descarbonización. En este ámbito encontramos startups como Ezzing Solar o Soof, que impulsan la energía solar facilitando la instalación y gestión de paneles fotovoltáicos. La hibridación eléctrica también es una solución tecnológica clave en la transición energética, por numerosas razones: optimiza la capacidad de evacuación, permite ahorros en CAPEX y OPEX gracias a las sinergias en instalación y operación, mejora el factor de carga de la instalación y el aprovechamiento de la capacidad asignada en los puntos de conexión, incide directamente sobre la optimización de las sobrecargas de la red o los permisos de acceso… El software desarrollado por la empresa catalana Flexidao recopila, procesa y presenta datos y certificados de energía, ayudando a los consumidores a informar, auditar y optimizar sus compras de energía verde, y agregando una capa de transparencia y credibilidad.
El reciclaje de estos paneles es otro de los problemas a los que se están dando soluciones desde el ecosistema startup. A día de hoy se aprovecha el vidrio, el aluminio y el cobre del panel, lo que supone el reciclaje de la mayor parte del mismo. No obstante, todavía se debe desarrollar un método eficiente para reciclar el resto de materiales, principalmente el silicio o la plata, que además tienen un alto valor. Reciclalia es una compañía de tecnología ambiental con dos patentes internacionales que la convierten en pionera en el campo del reciclado de los materiales compuestos: Constrictor, un equipo móvil para el troceado automático de grandes elementos fabricados con composites, como palas de aerogeneradores o piezas aeronáuticas; y CRS, un reactor diseñado para el reciclado de materiales compuestos con el que se elimina el 100% de la resina y se obtiene fibra de vidrio o de carbono totalmente limpia -con una mínima pérdida de propiedades mecánicas respecto a los materiales nuevos- lo que facilita su posterior reutilización en diferentes aplicaciones industriales.
También el hidrógeno verde es una forma prometedora de generar y almacenar energía sostenible. Un combustible limpio y versátil que puede ser utilizado para alimentar motores de combustión interna, generadores eléctricos, y otros equipos de generación de energía. Además, cuando se quema, el único producto de desecho es agua, lo que lo convierte en una forma muy limpia de generar energía. Aún hay desafíos técnicos y económicos que deben ser abordados para hacer que el hidrógeno verde sea una opción viable a gran escala, lo que constituye un nicho para la investigación y creación de startups.
Además existe la necesidad desarrollar sensores y sistemas de digitalización del proceso para controlar posibles fugas o variaciones de presión y temperatura en el transporte y almacenamiento. También requiere una adecuación de las infraestructuras existentes, como recubrir superficies para adaptarlas al paso de nuevas sustancias o gases. El spin-off del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Nanonstine fabrica y comercializa nanopartículas de alto valor añadido y recubrimientos nanoestructurado especialmente adecuados para aplicaciones en diferentes campos, como el sector aeroespacial, la energía y la nanomedicina.
Los avances también permiten mejorar la composición de baterías y otros sistemas de almacenamiento energético, de forma que se reduce su impacto y contaminación en el medio ambiente. Por ejemplo, se están desarrollando nuevos tipos de baterías constituidas en base a metales alternativos al litio-ion, como baterías de flujo o de metal-aire, que reducen el coste de producción y además ofrecen una mayor autonomía. Incluso ya hay baterías en desarrollo que incorporan materiales renovables como la quitina o el colágeno de pescado. En España hay varias startups que trabajan en el desarrollo de nuevos modelos de batería, más ecológicos y duraderos. Es el caso de Greendur, que fabrica baterías de almacenamiento térmico, o Napptilus Battery Labs, que diseña baterías con un nuevo tipo de electrodo de nanomaterial híbrido que las hace más sostenibles y, además, facilita su fabricación.
Otro aspecto importante relacionado con las baterías es su reciclaje. Un nuevo enfoque de consumo energético (englobando el consumo en hogares hasta la red de movilidad o la producción industrial) requiere de un sistema eficiente y sostenible de reciclaje de los metales críticos de las baterías. La gran variabilidad en la química y los tipos de baterías actuales suponen un plus de complejidad para sus procesos de reciclado. No obstante, hay algunas propuestas innovadoras que provienen del mundo startup. La startup Altabatt utiliza baterías retiradas de vehículos eléctricos para aplicaciones estacionarias, de forma que le da una segunda vida a sus materiales. Por su parte, Jolt ha desarrollado un tratamiento de recubrimiento de catalizadores que puede aplicarse a soportes de electrodos de cualquier material (acero inoxidable, níquel, etc.) y que se utilizan inicialmente en electrolizadores y pilas de combustible, pero con el potencial, en un futuro, de ser aplicados a otras áreas de negocio como el cloro-álcali y las baterías.
En el plano industrial, los modelos de eficacia energética pasan por técnicas innovadoras como la recuperación de calores residuales. El sector industrial supone más del 25% de la demanda energética global en la UE. De ella, aproximadamente el 75 % es demanda térmica y un 30% de esta es residual. Ese calor residual se pierde a temperaturas inferiores a 200ºC y no se recupera porque actualmente no se considera técnica ni económicamente viable. El reto principal está en desarrollar tecnologías que sean capaces de recuperar ese calor de baja temperatura de manera viable económicamente. Un ejemplo son las bombas de calor de alta temperatura o los transformadores de calor de absorción, que permiten recuperar la energía de baja entalpía de los procesos industriales, elevándose, sin apenas consumo eléctrico, a niveles térmicos adecuados para su reutilización en sus propios procesos o para una valorización externa. La tecnología de Aeinnova es capaz de generar electricidad a través del calor residual mediante redes de sensores inalámbricos, que se alimentan con el calor remanente de los procesos de producción, y que pueden ser controlados desde una plataforma propia o integrables en las infraestructuras de control tradicionales.
La producción de energía en forma de gas renovable es otro de los retos claves para avanzar en un modelo de circularidad hacia la transición energética. Ya existen diversas tecnologías de upgrading de biogás a metano pero su coste sigue siendo un problema para el despliegue de todo el potencial que tienen los residuos orgánicos para producir energía renovable. Hoy se aplican tecnologías como PWS, PSA, criogenia o absorción/adsorción química, pero sin duda el reto principal está en el desarrollo de la tecnología más incipiente, el empleo de membranas poliméricas o de carbón, permeables al CO2, que tienen un margen de mejora de eficiencia y de coste muy superior al resto de tecnologías. A través de procesos biológicos y naturales, la startup Trovant ha diseñado un modelo de limpieza y upgrading de biogás para la producción de biometano. También GreenE lleva años aplicando un proceso de gasificación para eliminar residuos y utilizarlos para generar energía limpia (eléctrica y térmica), biocombustibles y otros productos de alto valor añadido.
MOVILIDAD
El transporte es el principal generador de gases de efecto invernadero (GEI) que se producen en España: el 29,3% en 2021. Pese a que no produce tanta variedad de gases como los procesos industriales, la movilidad es causante del 78% del CO2 que se emite a nivel nacional. La tecnología y la innovación están tratando de responder al reto de reducir los gases de efecto invernadero en el mundo del transporte, y aquí, las startups están aportando visión y desarrollos claves.
Un primer paso que se ha dado en este ámbito es el de transicionar los combustibles actuales a combustibles sostenibles, un reto complejo en el que, de momento, no hay muchas startups trabajando. Y es que los combustibles renovables aún tienen un amplio margen de mejora, sobre todo en vehículos pesados. Por ello es importante promover su uso para reducir notablemente las emisiones de GEI. Para expandir y aumentar el uso de combustibles renovables se deben mejorar y adaptar los motores existentes. La startup Blowind ha desarrollado un generador de energía para vehículos eléctricos que proporciona una mayor autonomía y reducción del coste operacional, con el objetivo de facilitar la transición del transporte de combustión a eléctrico.
La industria también trabaja en adaptar el motor de un combustible de origen fósil a la combustión del hidrógeno verde. Esto se consigue a través de un proceso de electrólisis de fuentes renovables. Otra propuesta que reduce la contaminación es el uso de gas natural licuado (GNL) en la que está trabajando la startup Scale Gas, y que sirve de combustible alternativo en el transporte terrestre y marítimo.
No obstante, el transporte por carretera ocasiona el 27,6 % del total de las emisiones de GEI que genera la movilidad, algo menos de lo que emite el transporte aéreo (cerca del 33%). Esto evidencia la importancia de descarbonizar la movilidad pesada. Un reto en el que las startups también juegan un papel destacado, ya que aportan innovación, tecnología y una visión disruptiva: Nauta Morgau busca transformar el sector náutico hacia una movilidad responsable basada en energías limpias (propulsión eléctrica), sostenibilidad medioambiental (cero emisiones contaminantes) y ecología (uso de materiales reciclables).
Dentro de las ciudades, la movilidad plantea diversos retos a los que propuestas innovadoras ya están dando respuesta. Algunos de ellas consisten en impulsar la sostenibilidad en la logística de última milla, donde encontramos diversas startups que siguen evolucionando la movilidad eléctrica, como la furgoneta eléctrica de Movelso; el motor direct drive ligero desarrollado por Moov Drives y que tiene aplicaciones en patinetes, scooters o triciclos; o las baterías de moto diseñadas por Next Electric Motors, que se pueden extraer y cargar en cualquier enchufe convencional. También se busca avanzar en la medición y control de las emisiones en ciudades y fomentar la creación de Zonas de Bajas Emisiones (ZBE). OK Located y Vadecity son algunas de las startups que están ayudando a lograr estos objetivos.
Un último punto importante a la hora de hablar de los retos actuales en el mundo del transporte está relacionado con la movilidad eléctrica. En 2021 el número de vehículos eléctricos aumentó en aproximadamente 37.000 unidades, hasta alcanzar las 162.000 (según un estudio elaborado por CIBE). Más del 90% de ese crecimiento se ha producido en zonas urbanas. Ante este incremento, y más allá del progreso de la ingeniería y tecnología que transforma la mecánica, existe la necesidad de que las ciudades estén adaptadas a este tipo de movilidad. Por ello es fundamental desarrollar toda una red de infraestructuras de recarga eléctrica que permita abastecer a los vehículos. En este objetivo encontramos startups como Activacar y Efimob, que facilitan instalaciones de recarga eléctrica; Movery, cuya plataforma mapea los puntos de recarga; o Napptilus Battery Lab, que trabaja en mejorar la autonomía de las baterías eléctricas y los tiempos de carga.