Cuando fumar era bueno para la salud

Desde sus orígenes, y sobre todo desde principios del siglo XX, la publicidad ha sido uno de los instrumentos más poderosos para persuadir e influenciar a las personas. Con unos objetivos didácticos, ya que muchos productos eran nuevos y necesitaban de una explicación para que sus posibles compradores supieran para qué servía este o aquel artilugio, los publicistas siempre han sabido adaptarse tanto a las necesidades y exigencias de la sociedad del momento como a su desconocimiento sobre determinados temas.
Sin ninguna duda, el tabaco fue uno de los productos que salió más favorecido de este hecho. Las autoridades sanitarias del siglo pasado no contaban ni con la mitad de información que se tiene hoy en día acerca de los peligros de fumar, ni existían leyes anti-tabaco que prohibiesen su consumo en lugares como las universidades, los aviones e incluso los hospitales.
No sabemos si por engaño a la sociedad, o por autentica convicción, los anunciantes de tabaco ya no sólo publicitaban su consumo como un producto más ajeno a cualquier daño para la salud humana, si no que en muchos casos, lo anunciaban incluso como beneficioso.
LUCKY STRIKE
De esta manera, fumar Lucky Strike era bueno para proteger la voz y ayudaba a mantener la línea, los cigarrillos Camel eran tan refrescantes que eran la marca de tabaco favorita de todos los médicos y el mismísimo Ronald Reagan te aconsejaba regalarle a todos tus amigos montones de paquetes Chesterfield por navidad.
Nada tienen que ver estos anuncios con las campañas anti-tabaco actuales en las que ya no sólo recuerdan que fumar MATA y que cada año el tabaco le cuesta la vida a unas 6 millones de personas en todo el mundo, si no que es en los propios paquetes de tabaco dónde encontramos fotografías y datos que corroboran dicha información.
Pero, aunque parezca increíble, hubo un pasado en el que fumar era saludable para la salud, y estos son sólo algunos ejemplos