El mundo ha cambiado. A nivel empresarial, atributos como la flexibilidad, resiliencia y adaptabilidad han pasado a ser obligatorios. En este nuevo ecosistema, con una grave crisis económica en el horizonte, la innovación se erige como la mejor opción para contrarrestar los efectos derivados del COVID-19.
Desde #StopCorona, hemos querido reunir e impulsar proyectos con un fuerte componente tano tecnológico como disruptivo. Estos proyectos, planteados con rapidez y desarrollados con gran agilidad, son una muestra de cómo proceder en un contexto tan volátil como el actual. Si bien es cierto que puede resultar difícil emprender en estas circunstancias, también está comprobado que siempre que se presenta un reto o una dificultad, hay una oportunidad para diferenciarse y generar impacto.
Para ello, hay una serie de máximas que deberían seguir tanto las empresas que quieran hacer su entrada en el mercado como aquellas que necesiten o quieran reinventarse: un modelo de negocio centrado por completo en el cliente, una organización lo suficientemente elástica para adaptarse ante imprevistos, el uso de tecnología y soluciones digitales que optimicen procesos y no requieran grandes inversiones iniciales, y una cultura corporativa basada en la mejora y evolución continuas, con la iteración de su producto o servicio como eje principal para satisfacer las necesidades de los consumidores y mantener la competitividad de las compañías.