"La tecnología va a cambiar la manera en que las personas nos relacionamos con la comida"
Los menús están diseñados con 5 comidas al día y se personalizan de acuerdo a las características de cada usuario
"Más importante que crear una política de emprendedores es crear una cultura de emprendedores"
A finales de 2014, los hermanos Antonio y Mª Carmen García Parrilla, pusieron en marcha Balanceat, un proyecto que promueve la salud mediante la alimentación, ofreciendo menús equilibrados que además ahorren la tarea de planificar la comida de la familia. Antonio es Ingeniero Industrial con más de 17 años de experiencia en desarrollo de proyectos para Internet, y Mª Carmen Catedrática de Nutrición y Bromatología en la Universidad de Sevilla. Sin embargo, no fue hasta junio de 2016 cuando consiguieron liberar la plataforma B.eat. Una herramienta que propone menús equilibrados y evita la tarea de pensar qué comerá la familia. Además, tiene una base de datos de recetas saludables, cocina tradicional y permite hacer la lista de la compra con los productos necesarios para toda la semana. La idea ya cuenta con el apoyo del Programa Minerva.
¿Cómo surgió la idea?
La idea surgió en una conversación familiar: Antonio quería rellenar la despensa de una forma más sencilla, un proceso más organizado y para Mª Carmen la alimentación de la familia tenía que ser saludable, por principio. Pronto vimos que podían integrarse las dos ideas y que otras personas tendrían las mismas dificultades, por lo que compartir la solución redundaría en un beneficio para la sociedad. Los datos de obesidad y otras enfermedades relacionadas con la alimentación empiezan a ser alarmantes. Además, planificar el menú semanal de toda la familia puede ser una gran dificultad.
La Comisión Europea dio un gran paso aprobando el reglamento 1169/2011, por el que se obligaba a los productores a incluir la información nutricional en el etiquetado de sus productos. Pero incluso una persona con conocimientos nutricionales tiene dificultades para tratar toda esa información, ya que es un volumen enorme de datos que el consumidor no gestiona adecuadamente.
Faltaba el siguiente paso: acercar esa información al consumidor y hacerla útil para que la pueda integrar en su día a día; y para ello la tecnología es el mejor medio.
¿Cuál es el propósito final de la iniciativa?
Nuestra visión es que la tecnología va a cambiar la manera en que las personas nos relacionamos con la comida y los distintos actores del mercado: industria, distribución y restauración. Cada vez con más frecuencia incluiremos criterios nutricionales en nuestras decisiones de compra, e integraremos el ejercicio, cerrando así el círculo de la salud. Pasaremos de comprar productos a gestionar nuestro estilo de vida.
¿Por qué os decidisteis por una aplicación como forma de comercialización?
En nuestro modelo, la tecnología es completamente necesaria. Utilizamos una serie de reglas y algoritmos para adaptar los menús y esto sólo puede lograrse con aplicaciones que gestionen toda esa información de una manera ágil.
¿Cuál es vuestro modelo de negocio? ¿A quién os dirigís?
Balanceat está dirigido a tres segmentos de cliente:
- Usuario final que quiere controlar su peso o simplemente llevar una alimentación equilibrada. Cuando acude a un nutricionista, a menudo recibe unas recomendaciones de ingesta de alimentos y recetas que son difíciles de llevar a la práctica y no están adaptadas a los gustos personales, lo que se traduce en un rápido abandono. B.eat ofrece productos que el consumidor tiene a su alcance y puede sustituir para adaptarlo a sus gustos.
- Es una herramienta de fidelización, ya que llevar una alimentación equilibrada es una actividad que conlleva una recurrencia. Elaboramos menús equilibrados con sus productos, que se transforman en un carrito de la compra.
- Obtienen diferenciación asociando sus productos a una alimentación equilibrada.
¿En base a qué criterios se crean los menús?
Los menús se personalizan de acuerdo a las características personales: sexo, edad, peso y finalmente se integran todos los miembros de la unidad familiar que es una característica diferencial con otras aplicaciones.
Todos los menús son semanales; están diseñados con 5 comidas al día (desayuno, media mañana, almuerzo, merienda y cena) cumplen con la recomendaciones de ingesta por grupos de alimentos (lácteos, frutas y verduras, cereales, carnes…), la cantidad de nutrientes (proteína, grasa, hidratos de carbono es equilibrada), contienen suficiente fibra y el contenido de azúcar está limitado de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud.
Hemos incluido recetas tradicionales que se consumen con frecuencia y otras un poco más exóticas. Además tenemos una amplia base de datos de productos que están en el supermercado integrando la información nutricional que está en el etiquetado. El sistema calcula las cantidades necesarias y finalmente realiza una lista de la compra gracias a los códigos de barras. Queremos adaptar los menús a las necesidades y gustos de los usuarios: cocina tradicional, recetas con poca elaboración y estamos trabajando en menús sin gluten, sin lactosa. Tenemos previsto realizar menús equilibrados que se puedan permitir los segmentos más desfavorecidos donde las tasas de sobrepeso y obesidad son mayores.
¿Por qué era necesaria una app como esta? ¿Cómo son los hábitos alimenticios de las personas a quienes os dirigís?
Hoy en día existe una gran demanda de información nutricional. No hay más que ver la cantidad de programas, blogs, web de dietas... A pesar de que el consumidor tiene gran información, la tarea de comer todos los días cuesta trabajo. La falta de tiempo, la comodidad, el no ser consciente de las necesidades reales son origen de dietas malsana. Pensamos que si facilitamos la labor y hacemos que en varios clicks un usuario pueda hacer su lista de la compra, para seguir una dieta equilibrada, podemos ayudar bastante. Otra necesidad importante, a nuestro modo de ver, es adaptar los menús a los gustos y conseguir que el usuario aprenda a equilibrar su dieta. Nos parece fundamental integrar el ejercicio físico para llevar a cabo un estilo de vida saludable.
El Reglamento del Parlamento Europeo regula la información alimentaria proporcionada al consumidor para que pueda elegir aquellos alimentos que satisfagan sus necesidades nutritivas. La obligatoriedad de cumplimiento de la legislación constituye una excelente herramienta porque antes de ella el consumidor no podía saber la composición de un elevado número de alimentos, la gran mayoría de productos transformados; de modo que seguir una dieta saludable implicaba, a menudo, el uso mayoritario de productos frescos y recetas caseras.
Sin embargo, existe una brecha importante entre esta información y el uso que los consumidores hacen de ella, reduciendo el alto potencial para mejorar la salud de la población. B.eat pretende conseguir que los usuarios pongan en práctica toda esa información.
¿Es posible personalizarlos según las necesidades propias? (Alérgicos, celíacos, vegetarianos...) ¿Cómo?
Actualmente estamos alimentando la base de datos de productos con la información de alérgenos y otras declaraciones nutricionales, al tiempo que elaboramos menús que tienen en cuenta las afecciones más comunes: alergia al gluten e intolerancia a la lactosa.
¿Cómo se integran procesos como el ejercicio o la cesta de la compra en vuestra app?
Aunque inicialmente estamos centrados en la alimentación, el usuario debe tener una experiencia completa. Mejoramos su salud, y esto se consigue con la dieta, pero también con el ejercicio. El ejercicio se integra mediante wearables (pulseras de actividad) para comprar la energía ingerida a través de los alimentos con la energía consumida con el ejercicio. Como las recetas están elaboradas con productos de supermercado y adaptadas a las cantidades de cada miembro de la familia, podemos obtener el listado de productos con las unidades necesarias y generar un carrito de la compra que puede ser transferido a un supermercado.
¿Qué tiene de especial este sector en el que la salud de las personas cobre especial importancia? ¿Cuáles son los mayores retos a los que os habéis enfrentado?
El sector de la distribución de alimentación es un sector muy maduro y competitivo, en el que el precio juega un factor fundamental. Está muy concentrado -más de un 50% de la facturación recae en tan sólo 6 cadenas- y es difícil promover cualquier innovación. Aplicaciones como la nuestra podrían ser vistas como un riesgo, ya que introducimos el factor salud; pero lejos de crear alarmas o sesgos, nos regimos bajo un principio de equilibrio y moderación, en el que todo el mundo tiene cabida. B.eat, suma.
¿Qué os dieferencia de otras aplicaciones similiares?
Fundamentalmente el hecho de contar con productos que después puedes encontrar en el supermercado. Integrar a toda la familia. Queremos que sea práctica, útil de verdad.
¿Cómo os inspiráis para vuestros menús?
Por un lado, seguimos los criterios y recomendaciones nutricionales de la OMS (Organización Mundial de la Salud) y de EFSA (European Food Security Authority). Por otro, queremos que las recetas sean cotidianas y fáciles de hacer. Mª Carmen es Catedrática de Nutrición, pero también es madre de familia y le gusta la cocina.
¿Cómo os financiasteis en los inicios? ¿Habéis conseguido financiación pública y privada?
Todo el desarrollo lo hemos asumido nosotros. Llevamos poco tiempo y el único respaldo institucional que hemos tenido hasta ahora es el del Programa Minerva.
¿Qué os ha aportado el Programa Minerva?
Estamos todavía en el proceso de aceleración, pero destacamos el uso del método Lean startup para descubrir el verdadero mercado de nuestro negocio. Lean startup es un método basado en la validación de hipótesis de valor mediante la experimentación. El hecho de entrar en Minerva es una garantía y da confianza ya que has sido seleccionado entre un gran número de proyectos. Además, las acciones de comunicación y difusión son continuas por lo que es más fácil lograr visibilidad, que es algo que valoramos mucho los emprendedores que estamos empezando.
¿Cuáles son vuestros objetivos a medio plazo?
Conseguir una masa crítica de clientes que permita sostener los costes fijos. Los clientes son lo primero.
¿Tenéis previsto lanzar alguna nueva versión o producto añadido?
Después de liberar la primera versión, queremos escuchar a nuestros usuarios para entender mejor sus necesidades. En cualquier caso, queremos ofrecerles cuanto antes la posibilidad de contar con la información de alérgenos.
¿Cómo habéis cambiado desde vuestro nacimiento hasta la actualidad?
Llevamos poco tiempo y apenas nos ha dado tiempo a cambiar, pero sí que notamos una mente más abierta a los posibles cambios y una mejor actitud a adaptarnos a lo que realmente demanda el mercado.
¿Cuál ha sido el momento más difícil desde que decidisteis emprender?
Tomar la propia decisión de emprender con lo que eso conlleva; dedicar todo tu tiempo y recursos a un proyecto en el que no hay ninguna certeza de éxito, teniendo cargas familiares, es muy duro. Pero esto no es nada nuevo; es el camino por el que todo emprendedor debe pasar.
¿Queréis expandiros fuera de España?
Todos los criterios nutricionales incluidos en los algoritmos de B.eat se rigen por la normativa europea, por lo que el salto a cualquier país europeo es más fácil.
¿Qué opinión tenéis de la política de emprendedores llevada a cabo por el Gobierno de España?
Realmente no conocemos muy bien cuál es la política de emprendedores del gobierno y eso quizás es ya un síntoma. Pero en cualquier caso, nuestro foco es el cliente y cómo aportar un valor real. En esto, poco pueden hacer las Instituciones. Gran parte de las ayudas existentes son créditos reembolsables y el mínimo que se debe pedir es excesivamente elevado para que pueda ser asumido por emprendedores en sus principios. Creemos que más importante que crear una política de emprendedores, es crear una cultura de emprendedores. Iniciativas como el programa Minerva son un claro exponente de ese sentir, y tendrían que tener mayor cabida en la sociedad, incluso desde etapas más tempranas: en la Universidad y hasta en los colegios.
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