"La tecnología humanizada es la tecnología que responde y se adapta a cómo los humanos aprenden, piensan y crean"
Jump into tech (JIT) es una agencia que convierte ideas en negocios digitales. Desde 2017, ofrece consultoría, asesoramiento e impulso tecnológico a pequeñas y grandes empresas e instituciones y ya ha desarrollado más de 40 proyectos en seis países.
Bosco González del Valle y Pedro Luis Román se conocieron, tal y como cuenta Bosco, de una manera mágica. "Hace tres años decidí emprender con un grupo de amigos y me encontré con el mismo problema que hoy tienen todos mis clientes: con quién contactar para diseñar y programar la idea. Uno de los socios de mi startup dijo que conocía a alguien muy bueno en Tomelloso, Pedro. Fuimos a verle y le contratamos para que nos diseñase y programase nuestra plataforma y así nos conocimos. Fui su cliente y ahora somos socios", cuenta el emprendedor.
El objetivo de la compañía que encuentra sus raíces en esta historia tiene a día de hoy un objetivo claro: convertir las ideas de los emprendedores en productos digitales rentables, acompañando al cliente durante todo el proceso y humanizando de esta forma la tecnología.
Así, el equipo ha desarrollado una metodología propia que contempla el asesoramiento a sus clientes desde la misma definición del proyecto.
¿Qué es la metodología JIT? ¿Cómo habéis llegado hasta ella?
Nuestro reto es convertir las ideas de los emprendedores en productos digitales rentables, acompañando al cliente durante todo el proceso, humanizando la tecnología. Para ello, y fruto de nuestra propia experiencia como emprendedores, hemos desarrollado una metodología propia que contempla el asesoramiento a nuestros clientes desde la misma definición del proyecto. Nuestra cartera de servicios incluye consultoría que analiza los posibles puntos débiles de la idea inicial del cliente para que podamos ayudarle a reestructurarlo hasta conseguir una solución eficaz y con garantía de viabilidad. La clave es definir, definir y definir. Primero un low wirframe para ver la estructura del proyecto, luego un diseño, después un documento grafico técnico que recoge la funcionalidad de cada vista del proyecto y por último ya programar. Pero nunca antes de tener absolutamente todo claro, tanto el cliente como nosotros. De esta forma conseguimos trasladar sus ideas y convertirlas en proyectos de emprendimiento reales.
Aseguráis que una buena idea no vale nada, ¿cómo la convertís vosotros en un negocio rentable?
Todavía persiste una gran ignorancia sobre este sector. Son muchos los clientes que acuden a nosotros solicitando una app o una web y aspiran a un éxito inmediato al nivel de Airbnb o Instagram. Nuestra misión es hacerles comprender que una buena presencia digital es fruto de cientos de versiones, de fallos iniciales y de aprendizajes que desembocan en productos viables. Eso también nosotros lo hemos ido aprendiendo desde nuestra experiencia en el emprendimiento.
¿Cuáles son los errores más habituales, precisamente, en la fase de concepción?
La propia experiencia del equipo en el emprendimiento nos hace conscientes de la importancia del cómo empezar y contar con un mínimo producto viable. Muchos de nuestros clientes tenían muy clara su idea, pero les faltaba todo en cuanto a user experience y user interface. El emprendedor tiene otras facetas que no son las tecnológicas, ni las de diseño y definición del mínimo producto viable; esa parte puede confiárnosla a nosotros y centrarse en captar financiación.
Para este punto también es indispensable contar con una propuesta definida que refleje el potencial del proyecto. Ese es el mínimo producto viable en el que se enfoca JIT en una primera fase de cada uno de sus proyectos que les permitirá atraer la atención de potenciales inversores.
¿Por qué es importante contar con una consultora como Jump into Tech para el desarrollo de proyectos?
El diseño y programación de cualquier plataforma digital es un proceso complejo en el que un cliente con menor conocimiento tecnológico puede sentirse perdido.
Hay que aprender a gestionar estas nuevas empresas digitales y adaptar los equipos para aprovechar los nuevos recursos digitales: big data, redes sociales, ecommerce, etc. Contar un socio tecnológico de garantías se hace imprescindible. Como creadores de empresas digitales podemos ayudar a otros a dar este importante paso para que alcancen una posición competitiva en el nuevo entorno digital. La propia experiencia de montar estas startups y algunas de éxito precoz es lo que nos permite saber guiar al emprendedor con su mpv y poder darle consultoría en cuanto a emprendimiento también, no solo diseño y programación.
Os integráis hasta el nivel de convertiros en el departamento digital de las empresas, ¿qué ventajas tiene ese modelo? ¿Por qué creéis que las empresas deben apostar por esa externalización y por vosotros?
El desarrollo y puesta en marcha de un negocio digital conlleva meses de trabajo y la coordinación de equipos es fundamental integrarnos en sus equipos y modelos de trabajo. Hay un mito bajo mi punto de vista de necesitar un programador inhouse cuando se empieza una startup, o se quiere hacer algo tecnológico. Una agencia tiene varias personas, un equipo donde se puede montar todo bajo el mando de un CTO.
Además, el cliente lo único que hace es pedir y sus “órdenes” se transforman en lo que el quiere. Un programador no puede montar una startup, eso de base. Otra cosa es que se empiece con un capital social muy alto y se tenga pulmón financiero para aguantar a tres programadores y un CTO inhouse. Contra eso, lógicamente, ninguna agencia puede competir. Pero hay que tener mucho cuidado. Los fundadores de las starups no suelen tener mucho perfil tecnológico, por lo que tampoco saben cómo dirigir muy bien a este equipo técnico.
Si subcontratas una agencia y estás un año aprendiendo sobre metodologías de trabajo, conoces más a fondo tu producto, etc, en la siguiente fase sí que serías capaz de saber guiar más y mejor a su equipo. Nosotros recomendamos hacer el primer “viaje” con nosotros, montar el MVP y, si reciben financiación grande, que monten ya su propio equipo.
¿Cómo combináis y adaptáis vuestros servicios para pequeñas y grandes empresas?
Nos hemos dado cuenta de que nuestra metodología hace que de igual cuál sea el proyecto, su envergadura o su sector. Definiendo todo el proceso, diseño y su funcionalidad no importa si estamos hablando de fondos de inversión o de una ganadería, y esa es también la clave de la programación a medida que hacemos, sin plantillas. No hay más que ver nuestro portfolio para darse cuenta de que cada proyecto es de diversa índole.
¿Quiénes son precisamente vuestros clientes?
Ya hemos desarrollado más de 40 proyectos en seis países. Podemos presumir de contar entre ellos con algunas de las startups con mayor potencial de crecimiento del momento. Compañías y proyectos tan diversos como Micappital (fintech que gestiona más de 19M€), Fondena (fundación presidida por SAR Don Juan Carlos I); SGV, proyecto conjunto nuestro con la familia Samaranch, que gestionará un torneo infantil de fútbol en China; el fondo de inversión londinense 360 Fund Insight; la app Gopick; o el proyecto Accecity, una innovadora app para ayuntamientos.
También nos sentimos muy orgullosos de ayudar a jóvenes emprendedores, muchas de ellas mujeres, a encauzar su proyecto. Es el caso de Enlagloria salad house, The Moviestorm o Matelierdesign; todas ellas fundadas por mujeres menores de 30.
Disponéis de varias sedes en España, ¿cuál es vuestro plan de expansión? ¿en qué ciudades y/o regiones os gustaría estableceros o hacer llegar vuestros servicios?
Nuestra sede principal está Madrid y somos una de las diez start ups que tienen el privilegio de poder trabajar dentro del BBVA Open Space de Madrid, donde también se encuentra alguno de nuestros clientes como Micappital y Lucas. Es el lugar idóneo para estar conectados con otros emprendedores e intercambiar ideas e inspiración. Además, nos permite participar activamente en la agenda de charlas, workshops y cursos que organiza el BBVA Open Space dedicados al ecosistema fintech.
Disponemos de otra sede en el centro de Valencia; y el grueso de nuestra delegación técnica está ubicada en Tomelloso (Cuidad Real), al que solemos bromear sobre nuestra ambiciosa aspiración de convertirlo en el Silicon Valley español.
Respecto a nuestros planes de expansión, gracias a la tecnología ya hemos podido colaborar con clientes de países diferentes. Nuestro modelo de negocio es muy orgánico, y no pretendemos tener sede fuera de España por ahora. Se puede hacer todo desde aquí ofreciendo un buen servicio y así seguiremos fomentando la marca España.
Entendéis que nuestro país avanza lentamente en digitalización, ¿por qué? ¿tiene un cariz endémico?
La digitalización de las empresas españolas es el reto pendiente. Avanza, pero lentamente y de las ocho de cada diez empresas que ya se han puesto manos a la obra, sólo un 10,9% son realmente competitivas en el ámbito digital. Sin embargo, es ya un proceso imparable que aportará eficiencia y beneficios al tejido empresarial español.
En 2018 fue el país, junto a Irlanda, que más progresó en esta materia, de acuerdo con el Índice de Economía y Sociedad Digital que elabora la Comisión Europea. En la actualidad, ocupa puesto número 10 del ranking, todavía muy lejos de los líderes europeos: Dinamarca, Suecia, Finlandia, Países Bajos y Reino Unido.
Los beneficios de los procesos de digitalización son evidentes y medibles. Repercute muy positivamente en un crecimiento del PIB per cápita y en la reducción de la tasa de paro.
La digitalización de las empresas españolas es el reto pendiente. Avanza, pero lentamente y de las ocho de cada diez empresas que ya se han puesto manos a la obra, sólo un 10,9% son realmente competitivas en el ámbito digital.
El problema bajo mi punto de vista es que hay mucha ignorancia en cuanto a lo que es “digitalizar” una compañía. Es un término ambiguo, el cual tiene como objetivo todas las empresas pero muy pocas saben por dónde empezar. Hay casos en que un simple CRM y una buena pagina web puede dar un vuelco muy grande a una compañía.
¿Cómo educáis vosotros en este sentido?
Cada empresa es un mundo, y, como comentaba anteriormente, hay que estudiar y ver qué cosas requiere cada una. Hay empresas muy a la antigua que siguen con excells y reuniones de equipo para ver como van con sus objetivos etc, y con poner un CRM sirve más que de sobra para digitalizar sus procesos. O les educamos en cuanto a cómo presentar su web al público, o si es necesario tener una aplicación para sus clientes, fidelización… Siempre tratando de ofrecerles un servicio muy a medida.
¿Qué implica “humanizar” la tecnología?
La tecnología humanizada es la tecnología que responde y se adapta a cómo los humanos aprenden, piensan y crean, y lo que los humanos necesitan para prosperar en una sociedad digital.
Una humanización basada en hacer de la experiencia del cliente algo natural, fácil, intuitivo y personalizado. Su principal objetivo es generar seguridad y transparencia a la hora de hacer engagement con los usuarios, además de hacer que los servicios que utilizamos sean más sencillos de usar y, sobre todo, eficientes.
Cuando el punto de contacto supone un punto de fricción entre el producto y las personas, el diseñador ha fallado. Pero si obtienes una experiencia con la que te sientes seguro y cómodo, tendrás más ganas de comprar y consumir.
En definitiva, humanizar la tecnología es hablar de ella de una forma normal, enseñar al cliente que todo es mucho mas fácil y posible de lo que parece y que tengan fácil acceso a contactarnos para cualquier duda que tengan. La consultoría que damos (gratis por ahora) la agradecen mucho nuestros clientes, cosas que a nosotros nos parecen lógicas y normales a veces para ellos supone un feedback muy valioso.
¿Qué relación tenéis con los emprendedores y las start ups?
Para lo bueno y para lo malo en JIT somos muy cercanos al cliente, nos gusta estar muy unidos y que parezca siempre que somos su equipo digital. Casi siempre acaba habiendo una relación personal muy buena e incluso a veces pasamos a formar parte del accionariado de sus compañías.
¿Cómo os ha influido ser vosotros mismos parte de este entramado?
Básicamente eso ha sido la clave de todo. Yo mismo fui cliente de mi socio, yo emprendí, y yo mismo no hice las cosas bien al principio. Fue así como empecé a darme cuenta de la importancia de un buen equipo tecnológico, comercial, y la importancia de definir todo bien y lanzar con un mínimo producto viable.
¿Cómo fue vuestro proceso de financiación inicial?
No tuvimos que acudir a buscar financiación. Nosotros somos una empresa orgánica que desde el día 1 puede ganar dinero. Nos cuesta 10, vendemos a 11.
Un deseo para 2020…
Ser el referente en cuanto a emprendimiento y transformación de ideas en productos digitales a nivel nacional.
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Fuente de datos: Ecosistema Startup, la mayor plataforma de empresas españolas.