"En el ámbito del tratamiento de la baja visión, el reto es permitir a los pacientes disfrutar de autonomía en su día a día"
Hay 26M de personas con baja visión en Europa y más del 10% tienen necesidades imperativas de movilidad. La limitación de la movilidad es la principal razón por la que se reduce la autonomía de las personas con baja visión debido al riesgo de accidentes y desorientación. Esta situación es la que vive Biel, el hijo de los fundadores de Biel Glasses, quienes, a partir de conocer sus necesidades, crearon el proyecto. "Biel nació con una enfermedad que le provoca baja visión. Tiene dificultad para realizar acciones cotidianas como bajar escaleras, cruzar las calles, caminar por terrenos irregulares y a veces hasta para reconocernos a sus mismos padres. Al ver que los ojos de Biel no se adaptaban al mundo, decidimos adaptar el mundo a sus ojos", cuenta su madre, María Constanza y doctora en medicina.
A medida que Biel fue creciendo notaron sus dificultades de movilidad. Cuando supieron que su problema de visión no tenía curación, se plantearon el uso de la tecnología para mejorar sus problemas. "Ya en 2016, nos dimos cuenta de que Biel no era la única persona con estas dificultades de movilidad causadas por baja visión. Al analizar las soluciones que había en el mercado comprobamos que no existía nada que permitiera mejorar dicha movilidad, así que nos planteamos desarrollar nosotros una solución", confiesa. Después de analizar la viabilidad técnica y el mercado, a finales del 2017 crearon la empresa.
En este contexto, la compañía ha creado las gafas BIEL SMARTGAZE, que utilizan visión 3D, inteligencia artificial y realidad mixta para adaptar la realidad a la capacidad visual de las personas con baja visión, mejorando su autonomía gracias a la detección de obstáculos y alertando al usuario sobre el riesgo. Además, añade otras prestaciones básicas y complementarias, tales como visión zoom, mejora de contraste, etc., para proporcionar una solución completa que mejore la autonomía personal.
Las gafas BIEL SMARTGAZE se venderán en ópticas especializadas en baja visión a partir de finales de 2020. Como las gafas se personalizan según las necesidades de cada usuario y su enfermedad de base, los centros ópticos (puntos de venta) serán sometidas a un proceso de formación y certificación para garantizar que pueden configurar correctamente el producto de acuerdo con las necesidades específicas del usuario y brindará apoyo en caso de necesidad como incidencias técnicas o reconfiguración en el caso de evolución de la enfermedad.
La compañía ha formado parte del Pabellón de España en el 4YFN, organizado por los ministerios de Economía e Industria, a través de Red.es e ICEX respectivamente y en colaboración con INCIBE y ENISA. El pabellón contará con la presencia de 38 startups, seleccionadas por ambas entidades públicas para representar a España en la cita mundial del emprendimiento y la innovación.
En este caso la empresa vino como consecuencia de una situación personal, ¿qué os reporta dicha situación a nivel personal y profesional?
Tanto a nivel personal como profesional es un reto. A nivel personal, creo que pasamos por todas las etapas (tristeza, desesperación, esperanza, alegrías…) pero siempre fue una condición con la que vivimos y el reto es cada día nos adaptarse a ello. Intentamos que Biel sea feliz aceptándose como es y para ello buscamos darle las herramientas que necesita para vivir una vida plena.
A nivel profesional, creo que vivir esta situación tan de cerca en el día a día, nos hace conocer mucho más las necesidades y dificultades a la que se enfrenta la gente con baja visión y esto nos pone en una situación de ventaja en la creación de un producto que disponga de las herramientas con las que la gente se pueda beneficiar. Conocemos el problema, tenemos la formación para abordarlo, trabajamos con un grupo de personas muy entusiastas y capacitadas; y tenemos el apoyo y reconocimiento por parte de los pacientes. Todo esto hace de nuestro trabajo un gran reto personal y sobre todo social que vivimos con mucha esperanza.
¿Qué características tiene la baja visión?
La baja visión es una discapacidad visual que no llega a ceguera total, pero que impide realizar las tareas cotidianas y que no puede corregirse con lentes convencionales. Algunas veces puede tratarse de una reducción de la agudeza visual y otras veces de una reducción del campo visual, o combinación de las dos condiciones.
¿Por qué no puede corregirse con gafas, medicamentos…?
Porque suelen ser por causas irreversibles que afectan la retina y nervio óptico, siendo las gafas convencionales únicamente correctores de distorsiones en el globo ocular.
¿Cómo han acogido vuestros usuarios la idea? ¿Cómo reaccionan ante el aumento de autonomía?
Con muchísimo entusiasmo. Apuntamos especialmente a gente con baja visión y vida activa, para quienes recuperar su autonomía es especialmente esperanzador. Tenemos la suerte de contar con el apoyo de mucha gente que ven en Biel Glasses una solución a una parte importante de sus limitaciones relacionadas con la baja visión.
¿Quiénes son precisamente los clientes dentro de las personas con baja visión?
Las personas que tiene más dificultas de movilidad son las que tienen una reducción del campo visual, por ejemplo, en la “visión en túnel” en la que no es posible percibir los objetos que están en campo visual inferior o superior, siendo éstos un riesgo para caídas o colisiones. Las enfermedades que mas frecuentemente producen este tipo de visión son el glaucoma y la retinosis pigmentaria, entre otras.
Y el resto de actores del sector, ¿cómo han acogido a Biel Glasses?
Tenemos la suerte de contar con el apoyo tanto de profesionales como de instituciones y asociaciones. Por ejemplo hemos encontrado un gran apoyo en la Facultad de Optometría de la UPC (Universidad Politécnica de Catalunya), que colabora con nosotros en la realización de las pruebas con pacientes. Asimismo las asociaciones de pacientes de las enfermedades que más comúnmente provocan baja visión han colaborado desinteresadamente, participando en la definición de los requerimientos del producto y en los estudios de mercado que hemos realizado. También hemos recibido una gran acogida entre los ópticos especializados en baja visión, que han participado también en nuestros estudios de mercado, aportándonos valiosa información para definir nuestro modelo de negocio y manifestándonos en su mayoría un gran interés por comercializar el producto tan pronto se halle disponible. También estamos teniendo el apoyo del sector oftalmológico: Contamos en nuestro Consejo Asesor con el Dr. Bernardo Sánchez-Dalmau, jefe de neuro-oftalmología del Hospital Clínic de Barcelona, y estamos iniciando colaboraciones con el hospital pediátrico de Sant Joan de Deu y también con el Hospital del Valle Hebrón.
¿Con qué apoyos habéis contado?
Contamos con la Universidad Rey Juan Carlos, que colabora en el desarrollo del software que utilizamos en el producto, y la Facultad de Optometría, dependiente de la Universidad Politécnica de Cataluña, donde realizamos las pruebas para la validación del producto.
A nivel de financiación, hemos contado con el apoyo de diversas instituciones a nivel nacional y europeo, como son la Comisión Europea a través del programa H2020, EIT Health, y también Acció, la agencia de fomento de la emprendeduría dependiente de la Generalitat de Catalunya. También hemos recibido otras formas de soporte tales como programas de aceleración, ayudas a la internacionalización y colaboraciones de todo tipo de instituciones como Barcelona Activa (Ayto. de Barcelona), o Biocat (consorcio para el fomento de la innovación biotecnológica en Cataluña), ICEX y asociaciones de discapacitados visuales (B1B2B3, AGAF, Begisare).
¿Cómo es emprender en este ámbito? ¿Qué echáis en falta a nivel privado e institucional?
Sobre todo echamos en falta a nivel privado una mayor participación en las fases iniciales de las startups de ciencias de la vida. En este sector los períodos de maduración son necesariamente largos, por el elevado nivel de innovación tecnológica requerido y las regulaciones que hay que cumplir. En España no se encuentran suficientes inversores en fases tempranas (Business Angels y similares) que estén dispuestos a invertir en fases iniciales cuando los periodos de maduración son largos. Parece que la tendencia de los BA es esperar a que exista un producto y una tracción, lo cual está muy bien, pero en este sector eso lleva tiempo y de algún modo hay que financiarse hasta llegar a ese punto. En nuestro caso hemos tenido la suerte de poder contar con varias ayudas públicas nacionales y europeas, pero los recursos públicos disponibles son escasos y el acceso muy competitivo. Creemos que esta situación provoca que muchos proyectos buenos queden por el camino por falta de financiación, reduciendo al final el tamaño del sector.
¿Qué implica utilizar la visión restante de los pacientes?
El resto visual es la visión que todavía conservan las personas con baja visión.
Nuestro dispositivo consiste en unas gafas digitales que adaptan la realidad a este resto visual, señalizando los elementos de la escena que constituyen riesgos para la movilidad en forma que sean perceptibles por el usuario. Para realizar esta adaptación es necesario un conocimiento muy profundo de la sintomatología asociada a las diversas causas de la baja visión, que son muy diversas e incluyen múltiples enfermedades diferentes e incluso traumas. Los efectos de cada una de ellas son diferentes, y se manifiestan además en diversas formas y grados en cada persona, por lo que es necesaria una gran capacidad de personalización, con el fin de asegurar que el usuario va a percibir adecuadamente las indicaciones. Por otro lado, utilizar el resto visual permite proporcionar una información mucho más rica y precisa que la que puede proporcionarse por sentidos alternativos a la vista, como son el oído o el tacto, y por tanto se logra una mejora mucho mayor de la autonomía personal.
¿Por qué os habéis decantado por visión artificial y realidad aumentada?
En el ámbito del tratamiento de la baja visión, el reto es permitir a los pacientes disfrutar de autonomía en su día a día, para lo cual lo más importante es mejorar su movilidad. Hasta el momento, las soluciones existentes, son herramientas enfocadas a mejorar la visión en situaciones no relacionadas con movilidad (ver TV, leer, reconocer objetos y personas,…).
Para mejorar la movilidad es necesario poder interpretar la realidad en tiempo real, de forma parecida a lo que hacen los vehículos autónomos, reconociendo los posibles riesgos y transmitiéndolos al usuario de forma que pueda percibir con su resto visual. Utilizamos visión artificial para interpretar la realidad, y realidad mixta (combinación de realidad virtual y realidad aumentada) para poder incluir en la imagen las adaptaciones y señalizaciones necesarias para que el paciente pueda percibir dichos riesgos.
¿Cómo aplicaréis vuestra solución a otros productos?
Con los 70 millones de personas en el mundo que tienen problemas de movilidad debidos a baja visión creemos que tenemos un mercado más que suficiente para que no nos sea necesario aplicar nuestra tecnología a otros campos. Sin embargo, está claro que una tecnología que permite reconocer y señalizar en tiempo real posibles riesgos puede tener aplicaciones en el campo de los asistentes a la conducción, la automatización de la distribución de mercancías, la realización de trabajos en condiciones adversas, etc. Nuestra intención en cualquier caso es seguir manteniendo nuestro foco en la mejora de la discapacidad visual, pero podemos licenciar nuestra tecnología para que sea utilizada para otros usos por otras empresas.
¿Cuándo y dónde se pueden usar vuestras gafas?
Las gafas pueden utilizarse en cualquier circunstancia. Sin embargo, las personas con baja visión suelen moverse sin demasiada dificultad en su entorno conocido, como sería en su domicilio, debido a la memoria espacial que desarrollan y también a establecer un orden doméstico que permita evitar obstáculos imprevistos. Por tanto, nuestras gafas se han diseñado con el objetivo de proporcionar el máximo beneficio en situaciones de movilidad, que es cuando el usuario se ve sujeto a todo tipo de riesgos imprevistos.
Esta movilidad puede corresponder a necesidades laborales, sociales, lúdicas o a cosas tan simples como ir a comprar el pan. El objetivo final es que los pacientes puedan llevar a cabo todos estos tipos de actividades con la máxima autonomía y por tanto sin depender de terceros.
Planeáis la comercialización para 2020, ¿qué pasos estáis dando en este sentido?
Ya hemos iniciado recientemente las pruebas del prototipo con pacientes. Estas pruebas se están llevando a cabo mediante un convenio de colaboración con la Facultad de Optometría de la UPC. Los resultados que se obtengan de estas pruebas nos permitirán validar la funcionalidad actual, corregir posibles deficiencias e introducir mejoras en el diseño de la primera versión comercial, que abordaremos al finalizar las pruebas junto con el proceso de industrialización. En plano de marketing y ventas, más del 50% de los centros ópticos especializados en baja visión en España y Dinamarca, los mercados en los que se lanzaría inicialmente el producto, ya nos han mostrado su interés en comercializar el producto y han validado nuestro modelo de negocio, por lo que contamos ya con una red de puntos de venta donde empezar la comercialización.
¿Con qué centros ópticos trabajáis? ¿En qué consiste su formación?
Como todavía estamos en fase de prototipo, aún no podemos trabajar comercialmente con los centros ópticos. Sin embargo, como decíamos en la pregunta anterior, hemos estado trabajando para que conozcan cuales van a ser las funciones y características del producto, para validar nuestro modelo de negocio y para asegurar que cuando el producto esté disponible dispondremos de una red suficiente de puntos de venta. Los centros ópticos con los que hemos estado trabajando son centros especializados en baja visión, con un nivel de conocimiento muy específico de esta problemática y que se diferencian mucho de las ópticas convencionales, y que disponen de personal con la capacitación adecuada. La formación que les proporcionaremos consistirá en un curso en el que podrán familiarizarse con las funcionalidades que ofrece el producto, y como estas funcionalidades solventan los problemas de los pacientes. Asimismo se les formará sobre el uso de la herramienta de configuración que permite la personalización del dispositivo a medida de las necesidades específicas del usuario.
Cabe mencionar especialmente al “Centre Universitari de la Visió”, que es un centro óptico dependiente de la Facultad de Optometría de la UPC, que está participando en la realización de las pruebas del dispositivo mencionadas anteriormente.
¿Qué otros objetivos tenéis a medio plazo?
A medio plazo el principal objetivo es el lanzamiento comercial del dispositivo y poder alcanzar un número de usuarios suficiente en nuestros mercados iniciales de España y Dinamarca que permita validar el negocio, para poder abordar posteriormente una fase de expansión global. Para poder acometer este objetivo es necesario antes haber culminado el proceso de industrialización que nos permitirá poder producir de forma eficiente y con máxima calidad el dispositivo, así como el proceso de homologación necesario para obtener el marcado CE.
¿Cómo ha sido vuestro proceso de inversión? ¿Buscáis cerrar una ronda?
Hasta ahora el proyecto ha sido financiado mediante la inversión de los propios socios y las ayudas públicas obtenidas tanto de instituciones europeas como estatales. Sin embargo ya hemos llegado a una fase de maduración en la que necesitamos una mayor capitalización que nos permita acometer el proceso de industrialización, que es más intensivo en recursos. Para ello tenemos prevista una primera ronda de 500.000€ para financiar la primera parte de este proceso, que consiste básicamente en el diseño de la primera versión comercial y el proceso de homologación, y una segunda ronda de 1.5M€ para iniciar la fabricación del dispositivo y el lanzamiento comercial.
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