"Cada app es única en sí misma e invertimos todo nuestro ingenio en ella"
El 80% de las apps subidas en las markets son nativas
Javier Martín es licenciado en Telecomunicaciones y cuenta con un máster en Management por el IE Business School, mientras que Jordi Pérez es licenciado en Ciencias de la Computación y cuenta con una amplia experiencia en el sector tecnológico. Ambos son los fundadores de Aluxion Labs, un estudio joven y dinámico de desarrollo y diseño de aplicaciones móviles definido dentro del área de la tecnología.
Javier es el CEO y lead product de Aluxion Labs, encargado de definir y crear la nueva visión de los productos que entran en la compañía. Ha fundado dos startups de productos mobile, consiguiendo fuertes inversiones provenientes de Telefónica y Wayra. Además, trabajó durante un año como líder de un producto mobile en Elvent Patch (Telefónica).
Jordi, por su parte, es el CTO de Aluxion Labs, encargado de gestionar la arquitectura tecnológica de los productos. Ha trabajado como consultor tecnológico en el Banco Santander y ha asumido el cargo de CTO en una startup Fintech, llevando a cabo un agregador bancario para las cuentas personales de los clientes.
¿Cómo surgió la idea de crear esta startup?
Nacimos con la inquietud de iniciar un cambio, de encontrar la diferencia en lo que hacemos, y es esta aspiración la que nos mantiene vivos.
¿Qué os diferencia de otras empresas que ofrecen los mismos servicios?
Cada app es única en sí misma y se invierte todo nuestro ingenio en ella. Nuestra clave del éxito es, sin duda, la mezcla de un uso sencillo, un diseño cuidado y un exclusivo desarrollo. Además, ponemos nuestro empeño en que cada app esté ajustada, sustancialmente, a la identidad y a los valores de marca del cliente. Nos avala, además, una dilatada experiencia en el medio, la percepción del modelo de negocio a estudiar, el buen trato con el usuario y el conocimiento de las últimas tecnologías.
¿Mantenéis un estilo durante la creación de las apps o lo adaptáis al cliente?
Ambas. Como adelantaba, nuestro equipo tiene la capacidad de adaptarse a las necesidades y exigencias del cliente, pero siempre conservando la línea que nos caracteriza: la sencillez, la estética y la funcionalidad; prestando especial atención a la experiencia de usuario.
¿Cuáles habéis creado hasta el momento?
Para terceros, hemos desarrollado y diseñado redes sociales como Samyroad. También hemos dado forma a apps destinadas al mundo universitario, como Pocket y Alumni; y al profesional, como Guudjob. Hemos trabajado con pequeñas empresas y startups, pero también con grandes compañías como el Banco Santander, BBVA, Telefónica y Unidad Editorial. Por otro lado, creamos productos propios, como ByeWallet, una especie de monedero digital que te permite gestionar tus pagos P2P mediante ultrasonidos.
¿Cuál os ha supuesto un mayor reto?
ByeWallet. Es un proyecto con dificultades añadidas a la hora de posicionarlo en el propio mercado, pues esta tecnología está aún muy poco descubierta y la documentación sobre estudios de mercado es escasa. En este sentido, la labor de marketing ha sido muy importante.
¿Qué tenéis en cuenta a la hora de crear una app?
El aspecto más importante es cómo adaptas esa aplicación al mercado. Uno de nuestros lemas es que no aceptamos el desarrollo o diseño de cualquier aplicación, sino que anteriormente estudiamos la acogida por parte del usuario de cada propuesta. Por tanto, tenemos en cuenta la experiencia de usuario de la app; y su diseño, siempre en sintonía con la parte de desarrollo -no todo lo que se diseña, se puede implementar más tarde ni es escalable-.
¿Por qué consideráis importante que las empresas cuenten con una aplicación móvil actualmente?
Porque todo el mundo, hoy en día, va con su teléfono en el bolsillo. Hemos pasado de navegar con el ordenador en los hogares, a llevar el ordenador en el móvil. De hecho, hay estudios que dictaminan que el teléfono móvil se va a convertir en el futuro ordenador, es decir, podrás conectarlo a una pantalla e interactuar como si fuese tu ordenador personal.
¿Qué es más habitual, la creación de apps de forma nativa o volcar información de una web?
Actualmente las apps nativas, aunque no sé si esa tendencia cambiará. El 80% de las apps subidas en las markets son nativas. Por una sencilla razón, Apple y Google las valoran mejor, porque las apps multiplataforma no te permiten adaptarte tan bien como una nativa. Uno de los problemas que se están encontrando es que hay algunas herramientas multiplataforma que se intentan igualar al rendimiento de la parte nativa, pero todavía no ha surgido ningún producto que haya resultado exitoso en el mercado. De hecho, cuando un producto multiplataforma empieza a crecer, inmediatamente se pasa a la parte nativa. Nuestras apps siempre son nativas porque aportan un mayor rendimiento, calidad y usabilidad.
¿Cuál es el perfil de vuestro público objetivo?
Como adelantabamos, nuestra labor se divide en proyectos ajenos y propios. En los primeros, nuestros clientes se segmentan por la dimensión de su compañía. Trabajamos con pequeñas empresas o startups que se posicionan en el mercado nacional y reciben importantes financiaciones externas; pero también con grandes corporaciones que se dirigen hacia la transformación digital. Por tanto, nuestro público es muy diverso, con el requisito de que el cliente también entienda nuestra filosofía de trabajo y nuestro amor por las cosas bien hechas.
¿Qué otros servicios ofrecéis además de la creación de apps?
Realizamos consultorías tecnológicas estratégicas dentro del sector bancario, comunicación, o ámbito político, entre otros. Analizamos cómo ciertas organizaciones pueden aplicar la tecnología en su propio sector y les ofrecemos las soluciones que mejor se adapten a su modelo de negocio. Por otra parte, también llevamos a cabo desarrollos de la capa web, porque muchas veces el proyecto tecnológico de la app móvil tiene que ir acompasado con un desarrollo web.
¿Cómo os financiasteis en los inicios?
Al principio nos financiamos de forma autónoma, con capital propio que teníamos ahorrado, y, a partir de ahí, comenzamos a conseguir clientes y a crecer. El dinero ahorrado lo empleamos para hacernos un nombre y, más tarde, Jordi y yo comenzamos a realizar proyectos a terceros, aumentando a su vez el equipo de Aluxion y el volumen de la empresa.
¿Habéis conseguido financiación pública y privada?
No. Ahora estamos en busca de ella para poder crecer más.
¿Cuáles son vuestros objetivos para 2016?
Crecer. Ahora mismo operamos principalmente en Madrid, pero la principal idea es crecer a nivel nacional y europeo. Además, como comentaba, actualmente estamos más centrados en el desarrollo a terceros, pero para este 2016, tras la experiencia ganada en este tiempo, se ha abierto una nueva vertiente: el desarrollo de servicios y apps propias.
¿Cómo habéis cambiado desde vuestro nacimiento hasta la actualidad?
De forma radical. Empezamos con una mentalidad de emprendedores americanos, con el sueño de hacer algo grande en muy poco tiempo. Realmente, con el paso del tiempo, te das cuenta de que la mentalidad necesaria para crecer es la del empresario, que lo que haces tenga una repercusión económica para el resto. Hemos entrado en una visión más realista, pensando todo como corporación, pero aun nos quedan muchas cosas por descubrir en el camino.
¿Cuál ha sido el momento más difícil desde que decidisteis emprender?
El cambio radical que supuso para nosotros crear Aluxion. Salimos del paraíso del emprendimiento, como era Wayra, para entrar en “el infierno”: falta de contactos, de presupuesto, de inversores. Esa adaptación al medio fue un momento difícil. Por otra parte, algo también complicado de afrontar es que todos los implicados en un proyecto lo entiendan.
¿Queréis expandiros fuera de España?
Sí, nos gustaría posicionarnos en el mercado latinoamericano y, progresivamente, ir avanzando hacia otros países y continentes.
¿Qué opinión tenéis de la política de emprendedores llevada a cabo por el Gobierno de España?
La cultura empresarial en España está muy desgastada, tiene que actualizarse. Se precisa una modificación de la legislación que atañe a la “nueva empresa” para facilitar su creación y crecimiento; y, por otro lado, que esas leyes ayuden a crear un ecosistema más o menos colectivo en el que todo el mundo se apoye y crezca en conjunto. Actualmente, el Gobierno frena iniciativas como el coworking o la coinversión porque va en contra de los intereses. Hay que salir de la filosofía de endeudamiento bancario y que las leyes apoyen más la inversión privada. En Inglaterra, por ejemplo, la legislación fomenta el hecho de que grandes corporaciones inviertan en pequeñas con ayudas económicas por parte del Estado. Por tanto, es importante que se desmonte esa cúpula de proteccionismo de las grandes empresas para ayudar a las pequeñas y que crezca el país.
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