"Buscamos medicamentos con una amplia ventaja terapéutica, es decir, con la máxima actividad deseada y mínimos efectos secundarios"
El apoyo de inversores, la formación y el emprendimiento son puntos clave en el desarrollo del sector biotech
Oncostellae es una empresa biotech centrada en la investigación y el desarrollo de fármacos, creada en 2013 y asentada en el parque Tecnológico de Galicia en San Cibrao das Viñas (Ourense). La compañía fue fundada por un equipo de farmacéuticos y farmacólogos con un historial común en el descubrimiento de fármacos, que había trabajado en investigaciones al amparo del grupo Biofarma de la Universidad de Santiago de Compostela que lideraba la Catedrática en Farmacología Mabel Loza.
La profesora Loza y otros farmacólogos de su grupo, como Maribel Cadavid y José Brea, decidieron de emprender sus propios desarrollos y se unieron con los químicos médicos y empresarios Julio Castro y Juan Camacho para fundar la empresa. Actualmente la compañía está dirigida por Guido Kurz, un experimentado director de investigación con trayectoria internacional en varias compañías farmacéuticas y de biotecnología (incluyendo Pharmacia Corp. y Oryzon Genomics). La empresa cuenta con un crédito del organismo público de financiación Enisa.
¿En qué se diferencian los fármacos de Oncostellae de los existentes?
En varios aspectos. En nuestro proyecto más avanzado, estamos desarrollando inhibidores de la familia de quinasas Janus (JAKs), que está involucrada en enfermedades inflamatorias y autoinmunes. La molécula OST-122, que está actualmente en desarrollo preclínico regulatorio para el tratamiento de enfermedades inflamatorias intestinales (incluyendo la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa), es más selectiva que otros inhibidores de JAKs y actúa exclusivamente en el tracto gastrointestinal. Por eso lleva menos riesgo de tener efectos secundarios.
En otro proyecto hemos descubierto nuevos anti-andrógenos para el tratamiento del cáncer de próstata avanzado, una enfermedad que no tiene cura. Nuestras moléculas no solo bloquean la diana terapéutica (el receptor de andrógeno) sino también el receptor de glucocorticoide, que representa un importante mecanismo de resistencia al fármaco. Todos los medicamentos actuales desarrollan resistencias y dejan de funcionar a poco tiempo del tratamiento.
Partís de vuestra experiencia en química médica y descubrimiento y desarrollo de fármacos basados en estructura, ¿qué implicaciones tienen estas características en los pacientes?
No nos dedicamos a reformulaciones de fármacos conocidos ni a buscar nuevas indicaciones para ellos. Lo que intentamos hacer es desarrollar fármacos basadas en estructuras químicas novedosas y patentables. La implicación para el paciente es un mayor grado de innovación y no solo una mejora incremental de un fármaco ya conocido.
Vuestra propuesta de valor es generar nuevas entidades químicas patentadas con propiedades mejoradas en cuanto a eficacia, selectividad y toxicidad. ¿Podríais explicar qué significa y qué implicaciones tiene este objetivo?
Se buscan medicamentos con una amplia ventana terapéutica, quiere decir con la máxima actividad deseada y mínimos efectos secundarios. A veces, se puede mejorar la eficacia de los fármacos, como por ejemplo en el caso de los anti-andrógenos actuales cuya actividad biológica no es muy potente. Además, pierden su eficacia cuando las células cancerígenas desarrollan resistencia al fármaco. Son los aspectos que queremos mejorar con nuestros compuestos.
En el otro proyecto tratamos de bajar la toxicidad hematológica (sangrados, anemia) presentada por los inhibidores de JAK que están actualmente en desarrollo clínico y que limita su ventana terapéutica. Estos fármacos bloquean las cuatro quinasas de la familia JAK incluyendo JAK2, responsable de la toxicidad. Los compuestos de Oncostellae son inhibidores selectivos de JAK3 y TYK2, las dianas terapéuticas, y carecen de actividad en JAK2, lo que minimiza el riesgo de efecto secundarios.
¿Con qué tipo de enfermedades y pacientes trabajáis?
Cancer de próstata y enfermedades inflamatorias y autoinmune.
¿Cuáles son las fases por las que pasáis al desarrollar un fármaco?
Hay varias etapas:
- Diseño de nuevas series de moléculas con actividad biológica.
- Síntesis y modificación de los compuestos para optimizar su actividad, selección y propiedades farmacéuticas.
- Escalado e investigación toxicológica del candidato preclínico.
- Estudio clínico de Fase I (toxicidad).
- Estudio clínico de Fase II (eficacia).
¿Cómo os relacionáis con otras instituciones durante las mismas?
La química, la farmacología in vitro y el diseño de todos los estudios se hacen internamente. Otras actividades como los estudios en animales, la toxicología y el desarrollo preclínico y clínico se hacen en colaboración con grupos académicos o CROs.
¿A qué retos os enfrentáis a la hora de convertir proyectos de fármacos en éxitos científico?
Desde el punto de vista académico, ya hemos logrado muchos éxitos científicos que se podrían publicar en distinguidas revistas científicas (si no fueran confidenciales). Sin embargo, en el desarrollo de un fármaco hay que encontrar una molécula que cumpla todos los requisitos. Entonces tiene que ser un compuesto nuevo y patentable, con actividad in vitro, en células y en animales, químicamente y metabólicamente estable, que se absorbe por vía oral y se distribuye en el cuerpo al tejido deseado sin causar toxicidad en otras partes. Además, tiene que ser mejor que otros fármacos de referencia (best in class) o ser el primer compuesto en desarrollo de una nueva estrategia (first in class).
El sector biotech es uno de los que más crece en el mundo del emprendimiento, ¿cuáles son las claves de este progreso?
La formación académica de los científicos, la presencia de empresas farmacéuticas que fomentan el conocimiento específico del sector y la formación de gestores y futuros emprendedores. Así como hospitales con investigación clínica, inversores especializados, apoyo de las administraciones estatales y regionales de I+D+i, y sobre todo de las empresas de nueva creación.
¿Qué creéis que aportáis vosotros como agentes de ese ecosistema?
La experiencia acumulada por haber trabajado en empresas farmacéuticas (grandes y pequeñas) dentro y fuera de España, que favorece una red de contactos dentro del ecosistema BIO en el país. También el conocimiento de todo el proceso del desarrollo de un medicamento desde la idea hasta la primera prueba en humanos y haber sido involucrado en los dos grandes éxitos de licensing de los últimos años en España: Oryzon y Roche en 2014; y Palobiofarma y Novartis en 2015.
¿Qué es lo que más echáis en falta por parte de instituciones y empresas privadas?
Lo que hace falta son más ayudas públicas, sobre todo durante los primeros años de una nueva biotech, para que pueda financiar sus costosos y largos desarrollos y mantener el control de su empresa. Hace falta más inversores especializadas con experiencia a nivel internacional que puedan proporcionar financiación adecuada a valoraciones comparables con otras regiones de biotecnología.
También vemos un creciente interés por parte de las empresas multinacionales en colaborar con biotechs en fase temprana de desarrollo (open innovation), lo que representaría un apoyo científico y económico importante para una startup. Hay que fomentar estas relaciones también a nivel de las universidades y centros de investigación públicos para aumentar la innovación y el emprendimiento.
¿Qué es lo más destacaríais de haber recibido un préstamo ENISA?
Ha sido un proceso de solicitud claro y conciso. Por eso lo recomiendo.
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