Cuando se trata de arrancar y hacer crecer un proyecto emprendedor, una de las claves del éxito de éste es la estrategia de financiación. A pesar de ser un proceso complejo para el que muchos emprendedores no están preparados, la necesidad de financiarse estará a lo largo de toda la vida del proyecto, por lo que es necesario ponerle estrategia.
Pero no todo son malas noticias. Recaudar dinero es necesario, pero las oportunidades y mecanismos para conseguirlos son muchos. A modo general, podemos dividirlos en función de si provienen de fondos públicos o privados.
Como financiamiento público, entendemos todos aquellos instrumentos cuyo presupuesto provenga del Estado, que tengan como objetivo la financiación del crecimiento de empresas y la realización de proyectos de I+D. Este tipo de instrumentos es muy diverso y hay líneas específicas para todas las tipologías de empresa, desde las más recientes a las ya establecidas que busquen financiar proyectos específicos. Aquí lo importante no es quedarse solo con el ENISA (que todos conocéis). No hay que desaprovechar las oportunidades que otros productos ofrecen. Sobretodo este año con el plan de recuperación europeo.
Pero, para escoger el más adecuado, es vital entender cuáles son las necesidades de tu empresa en cada momento de su vida y qué herramientas pone el mercado a tu disposición. No financiaremos de la misma manera una inversión que el circulante.
Siempre digo que lo más sagrado que tiene el emprendedor es la propiedad de su negocio, por lo que levantar una ronda es una opción normalmente necesaria, pero nos plantea el problema de la dilución.
Por eso, las ayudas y subvenciones son un tipo de financiación a la que acuden cada vez más organismos (tanto privados como públicos) en busca de liquidez. Esto es porque la forma y requisitos de estas ayudas puede ser muy variada. Desde concesiones a fondo perdido hasta microcréditos con condiciones especiales.
Por lo tanto, si queremos financiarnos perdiendo el mínimo capital posible, tenemos diferentes posibilidades, pero la que siempre recomendamos es la financiación pública. Esto es porque, a lo largo de la curva de financiación de una empresa, existen diversas opciones; incluso en los momentos en los que las startups tienen pocas métricas y eso les impide acceder a entidades tradicionales.
Además, este tipo de financiación ofrece muchas ventajas a los emprendedores en comparación a otras fuentes de financiación. En contraste con las entidades bancarias, existen instrumentos que no te exigen garantías personales ni avales para financiar tu crecimiento, como, por ejemplo, las líneas ENISA.
Además, lo interesante de estas líneas es que nos dan flexibilidad para financiar nuestro proyecto a largo plazo. También tienen períodos de carencias y, lo más importante, permiten que los devuelvas sin haber cedido participaciones de tu empresa.
No subestimes el financiamiento público que no te diluye y rodéate de expertos que te pueden orientar. Estos te permitirán prever una estrategia de financiación a largo plazo y que te darán la seguridad para obtener los recursos necesarios en el momento adecuado.