La sociedad, cada vez, es más consciente de que la transformación digital es sinónimo de crecimiento económico, de generación de empleo de calidad y de una mayor productividad. Es decir, de una mejor cohesión social y territorial.
Una conciencia que, en el caso de nuestro país, no se ha construido de la noche a la mañana, sino mediante la pedagogía y el esfuerzo conjunto a lo largo del tiempo. Un arrojo, en primer lugar, que proviene de todas y cada una de las pequeñas y medianas empresas que, sin importar el dónde se entregan al qué, con la confianza puesta en sus ideas para ponerlas en marcha y hacerlas crecer. A este esfuerzo se suma el impulso de las instituciones públicas y privadas y del mundo inversor.
Entre todas las partes implicadas, el coctel de la innovación se mueve sin fin para proyectar una imagen de país que avanza y progresa. Una España que, además de ser un enclave perfecto por su turismo y gastronomía, también lo es para el emprendimiento innovador, gracias a la Ley de Startups.
Según el último informe presentado por South Summit junto a PWC, el año 2024 ha marcado un cambio de tendencia en España, respecto a 2023, con un incremento del 35 % en el volumen de inversiones., lo que supone una subida de 885 millones de euros, gracias, en parte, al número de operaciones de megarrondas.
Entre las causas que explican el repunte de esta inversión, el informe destaca que se deben “a la mejora del contexto macroeconómico, con un aterrizaje suave de la economía, y la priorización por parte del mundo de la inversión de rondas de financiación en empresas más maduras”.
A este aumento en la inversión privada hay que sumar el importante trabajo que desde las instituciones públicas se está haciendo, para que la conexión digital sea un hecho en todos los territorios. Que las empresas puedan llevar a cabo la transformación digital es necesario para crear y escalar empresas de base tecnológica, con especial atención a pymes, micropymes y startups en sectores estratégicos como el agroalimentario, la salud, la movilidad, el turismo y el comercio.
Un rumbo que debemos reforzar no solo como país, sino como parte de Europa, en un contexto geopolítico mundial complejo. Competir y acelerar la doble transición verde y digital a través de los PERTE (Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica) es fundamental para consolidar estas transformaciones estructurales y que perduran en el tiempo, mejorando tanto la economía como la sociedad de nuestro continente.
Por todo ello, la financiación pública a las pymes y la certificación de las empresas emergentes se convierten en instrumentos de apoyo y respaldo decisivos. En el caso de Enisa, en 2025 evolucionamos, multiplicando exponencialmente nuestro presupuesto anual con 303 millones de euros.