“La importancia de nuestra tecnología radica en que permite reciclar un material hasta ahora irreciclable”
Dos años después de su fundación, TRC ha ganado distintos premios nacionales e internacionales
Thermal Recycling of Composites (TRC) es una empresa de base tecnológica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), dedicada al desarrollo, explotación y comercialización de tecnologías para el reciclado de materiales compuestos. La tecnología R3FIBER ha sido desarrollada por TRC con el objetivo de permitir la recuperación integral de los residuos compuestos generados en la industria aeronáutica, automovilística, eólica, náutica, entre otros sectores. Esta tecnología, de carácter disruptivo, permite obtener fibras de vidrio y de carbono de alta calidad, combustibles y energía. Las fibras recicladas pueden ser reutilizadas en diversos sectores.
Los miembros del equipo (Oriol Grau, Félix A. López, Ruth Castellar, Ferran Grau, y María Teresa García) emperazon a desarrollar la tecnología R3FIBER hace más de cinco años. Durante este tiempo el proyecto ha pasado por distintas fases, desde los primeros análisis del residuo de composites, el desarrollo y construcción de protopitos, los estudios de mercado, la construcción de una planta piloto y la obtención de fibras recicladas de alta calidad con excelentes propiedades. Tras pasar por las distintas fases, el equipo fundó la empresa en 2016.
Con este proyecto, han formado parte de Climate- KIC, una de las principales iniciativas de la UE sobre cambio climático. Se trata de la mayor colaboración pública-privada de Europa centrada en la innovación para mitigar el cambio climático y adaptarse al mismo. Climate-KIC Spain es, por su parte, la representación de esta iniciativa europea en España y cuya sede está ubicada en Valencia.
¿Qué implicaciones tiene ser una spin-off del CSIC? ¿Qué tipo de relación seguís manteniendo?
El CSIC es el mayor organismo nacional dedicado a la innovación científica, y su vinculación nos reporta un gran soporte. Por un lado, parte del equipo fundador son científicos del Consejo, lo cual complementa las cualidades del grupo. Por otro lado, que la tecnología nazca parcialmente del CSIC aporta mucha confianza y credibilidad al proyecto. La relación con el CSIC nació hace más quince años, con el desarrollo de otros proyectos. Fundar una sociedad es la mejor forma de consolidar esta relación.
Habéis desarrollado la tecnología R3FIBER, ¿en qué consiste? ¿Cómo fue el proceso hasta llegar a ella y dónde radica su importancia?
La tecnología R3FIBER, se basa en un proceso termoquímico que permite la recuperación de fibras de vidrio y de carbono de alta calidad y otros subproductos como la generación de energía por cogeneración de gases de síntesis y la producción de combustibles. Este proceso es aplicable al tratamiento de residuos de materiales compuestos procedentes del distintos sectores (eólico, aeronáutico, automoción). Su importancia radica en el hecho de que la tecnología permite reciclar un material que hasta el momento era irreciclable, y que esté causando un problema a escala global. Esta solución nace después de muchos años de investigación y desarrollo.
¿Qué impacto tienen los residuos compuestos generados en industrias como la aeronáutica, automovilística, eólica...?
Con un crecimiento mantenido desde los últimos años superior al 12% anual y con una facturación global que alcanza los 2,5 billones de euros, los composites son considerados los materiales del futuro. Sus excelentes propiedades mecánicas, su ligereza y resistencia, lo convierten en la principal alternativa en la construcción de vehículos eléctricos, aviones, embarcaciones, palas de aerogenerador, entre un largo etcétera. Pero estos materiales tienen un importante inconveniente, no pueden ser reciclados y eso provoca un problema medioambiental a escala mundial. Solo en el sector eólico actualmente existen dos millones de toneladas de composites almacenados en vertederos y este número va a aumentar en un 40% en los próximos cuatro años y un 150% en los últimos 15, según estima en su último estudio Wind Europe (antigua Asociación Eólica Europea). El mismo estudio justifica estas cifras al relacionar la antigüedad de la potencia eólica instalada y su crecimiento del residuo teniendo en cuenta su vida útil.
¿Cómo se ha gestionado este problema hasta el momento?
Actualmente estos materiales son almacenados en vertederos.
¿Qué actores del ecosistema deben ponerse de acuerdo para que vuestra solución se implante de manera efectiva?
Más que un acuerdo entre actores, debe existir una cierta conciencia medioambiental. Lass empresas productoras del residuo deben tomar las medidas oportunas para evitar que estos materiales acaben en el vertedero. Por su parte, los fabricantes de composites deben estar abiertos a utilizar fibras recicladas de alta calidad. Y, finalmente, los usuarios finales deben poner en valor estos productos, por su calidad y su valor ambiental. Por el momento las sinergias son muy positivas y todos los actores muestran un gran interés.
Sois la única tecnología disponible que puede ser aplicada al tratamiento de composites reforzados tanto con fibras de vidrio como de carbono, ¿cómo ha sido la acogida de vuestra idea no solo en España sino en el resto del mundo? ¿Cómo se realiza vuestro proceso de expansión?
La tecnología ha tenido una gran acogida a nivel nacional e internacional. Son muchas las empresas del sector que han mostrado interés. En algunos casos se han realizado contratos de colaboración, donde se ha llevado acabo el reciclaje de residuos. El más importante de ellos ha sido con la multinacional EDP Renewables, una de las empresas que lideran el sector eólico. Esta alianza EDPR-TRC ha permitido llevar a cabo el reciclaje de la primera pala de aerogenerador de España para la recuperación de fibras.
Recientemente habéis conseguido desarrollar los primeros materiales fabricados con fibra de carbono reciclada. ¿Cómo ha sido posible?
EDP R, mediante el acuerdo de colaboración, nos dio la oportunidad de reciclar una pala de aerogenerador de carbono de 44 metros. La pala fue transportada a nuestras instalaciones y se llevó a cabo el reciclaje mediante el proceso R3FIBER. Una vez obtenidas las fibras recicladas decidimos realizar los primeros desarrollos para la fabricación de composites. La unidad de composites del Centro Tecnológico de Catalunya (Eurecat) fue la encargada de llevar a cabo esos desarrollos y el resultado fue excelente.
¿Qué implicación tiene la obtención de este nuevo material dentro del sector?
La innovación representa un grandísimo hito dentro del sector de los composites. Debemos considerar que la reciclabilidad de estos materiales es uno de los principales problemas de la industria. Los desarrollos realizados demuestran no solo que la aplicación de la economía circular es posible, además se demuestra que los productos obtenidos son de alto valor en términos de rendimientos y calidad.
Habéis sido premiados por Climate KIC, ¿qué importancia tiene esto para vosotros?
Climate-KIC es la principal iniciativa de la UE sobre cambio climático. Se trata de la mayor colaboración público-privada de Europa centrada en la innovación para mitigar el cambio climático y adaptarse al mismo. Formar parte de Climate KIC tiene un inmenso valor para nosotros, por muchos motivos. El primero es que ambos compartimos los mismos ideales, y, por qué no decirlo, una misma esencia, basada en la innovación tecnológica a favor del medioambiente. Climate KIC nos permite ser parte de un ecosistema creando sinergias con empresas, organismos e inversores con las mismas inquietudes y valores (un ejemplo de ello puede ser Ferrovial, empresa con marcado compromiso ambiental). Además, Climate KIC cuenta con un gran equipo humano y profesional que resulta un apoyo fundamental para la empresa. El apoyo económico también supone una grandísima ayuda en empresas que se encuentran en fases incipientes (como es nuestro caso).
¿Qué valor aportan las aceleradoras a las startups que no se consiga de otro modo en un sector como el vuestro?
Las startups se caracterizan por su alto potencial de crecimiento vinculado a una tecnología disruptiva, pero en la mayoría de casos estas empresas tienen ciertas carencias. Estaríamos hablando de recursos económicos limitados, poca relación con el sector objetivo y con inversores, falta de una estrategia de desarrollo clara o un modelo de negoció bien definido. En muchos casos también existe cierto desequilibrio en las capacidades del equipo fundador, porque básicamente el equipo suele tener un perfil marcadamente técnico (ya que la empresa nace de una tecnología). Todos estos elementos provocan desconfianza y riesgo en la inversión. Las aceleradoras como Climate KIC minimizan y eliminan muchos de estos riesgos, creando un modelo de negocio sólido con un 'go to market' rápido y bien definido, dotando a las startups de conexiones y sinergias con el sector objetivo, fomentando la inversión y formando y mentorizando al equipo emprendedor. En resumen, las mejores aceleradoras dotan a las startups de todas las herramientas para encaminarlas al éxito.
¿Qué papel creéis que cumplen las instituciones tanto públicas como privadas en el fomento de iniciativas respetuosas con el medio ambiente?
El papel de estas instituciones también es fundamental y son un gran soporte. Se suele decir que existe una desconexión entre Universidades o Centros de Investigación y las empresas. Eso provoca que ciertas innovaciones no lleguen a mercado. En nuestro caso, tratamos de alimentarnos continuamente del conocimiento de estas instituciones. El ejemplo más claro es que somos una spin-off del CSIC.
¿Qué objetivos os habéis marcado para 2018?
Tenemos grandes objetivos para este año. Algunos de ellos son finalizar la planta pre-industrial, firmar contratos con grandes empresas, desarrollar nuevos productos con fibras recicladas utilizando distintos modelos de producción y obtener financiación pública.
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