El mundo del emprendimiento es habitualmente visto como un entorno emocionante, lleno de éxito y reconocimiento. Sin embargo, esta imagen idealizada esconde una realidad más compleja, y es que muchos emprendedores luchan en silencio contra problemas de salud mental. La constante presión para innovar, encontrar financiación, hacer crecer sus empresas y gestionar equipos termina pasando factura, llevándolos en muchas ocasiones a situaciones de agotamiento extremo, estrés y ansiedad.
Durante años, la vida de muchos emprendedores gira en torno a su proyecto, trabajan jornadas maratonianas, no se toman vacaciones, están siempre disponibles y tienen la necesidad imperiosa autoimpuesta de ser productivos 24/7. Algo que realmente les hace desconectar de forma involuntaria de todos los momentos importantes que les rodean con sus familiares y amigos. Pero, ¿estos casos son realmente aislados o afecta a gran parte del ecosistema emprendedor español?
Tristemente, tenemos que reconocer que, según el informe Startup Snapshot de 2023, casi tres cuartas partes de los emprendedores ha experimentado problemas de salud mental como consecuencia de su actividad profesional. Los síntomas más comunes son el estrés crónico (44%), el burnout (36%), la ansiedad (37%), la depresión (13%) y los ataques de pánico (10%). Además, las relaciones personales también se ven afectadas: más de la mitad de los emprendedores reporta haber sacrificado significativamente sus relaciones de pareja y la mitad ha descuidado sus amistades.
El emprendimiento no solo es una maratón emocional, sino también una fuente constante de incertidumbre. En un momento, uno puede sentirse en la cima del éxito y al día siguiente en la desesperación más absoluta. Para muchos emprendedores, el éxito personal está directamente vinculado al éxito de su proyecto. Esta identificación del emprendedor con su negocio puede agravar los problemas de salud mental ya que cualquier contratiempo empresarial se siente como un fracaso personal.
El estigma asociado a la salud mental es uno de los principales obstáculos para que los emprendedores busquen ayuda. A menudo, temen que mostrar vulnerabilidad pueda afectar a la percepción que sus socios, inversores, empleados tienen de ellos. A pesar de este temor, en los últimos años ha habido un movimiento hacia la desestigmatización de la salud mental, tanto dentro como fuera del mundo empresarial. Figuras públicas como Andrés Iniesta y Ricky Rubio han compartido sus propias luchas, lo que ha servido de inspiración para emprendedores como Diego Ballesteros, quien en 2021 reveló públicamente en sus redes sociales su experiencia con el burnout y la depresión.
El movimiento hacia la normalización de la salud mental en el emprendimiento no se limita solo a los emprendedores. Aquí juegan un papel crucial los inversores y las aceleradoras. No solo son actores clave en el éxito financiero de las startups, sino que también pueden contribuir significativamente al bienestar de los fundadores. Un emprendedor saludable es la base para que una empresa crezca fuerte y sana. Al ofrecer recursos como programas de bienestar mental y apoyo psicológico, los inversores pueden garantizar que los emprendedores estén en condiciones óptimas para liderar sus proyectos a largo plazo.
El bienestar mental de los emprendedores es un tema que ha sido ignorado durante demasiado tiempo. Sin embargo, la creciente conciencia sobre este problema está comenzando a cambiar la narrativa. Iniciativas como Ancla Life -organización sin ánimo de lucro, que apoya a emprendedores en sus problemas de salud mental- están allanando el camino hacia un ecosistema emprendedor más saludable, donde los emprendedores puedan prosperar tanto personal como profesionalmente. El reto ahora es seguir avanzando en la desestigmatización de la salud mental, y garantizar que los emprendedores reciban el apoyo necesario para enfrentar los desafíos que implica la creación y gestión de una empresa.