Aunque pueda parecer contradictorio, se duerme mejor con un extra de presión. Pero presión literal.
La calidad del sueño profundo no depende solo de la cantidad de horas en la cama. Para optimizar la fase más reparadora del descanso, el cuerpo necesita activarse de la forma correcta. Una de las estrategias más estudiadas en neurociencia para lograrlo es la terapia de presión profunda (DPT, por sus siglas en inglés).
Es una estrategia que estimula el sistema nervioso parasimpático, responsable de la relajación y recuperación fisiológica del organismo tras el esfuerzo físico o mental. Se ha demostrado que este tipo de presión distribuye estímulos mecánicos que activan mecanorreceptores específicos en la piel, lo que genera una respuesta en cadena:
- Aumento de neurotransmisores clave: la DPT eleva los niveles de oxitocina, serotonina y dopamina, compuestos esenciales para la regulación del estado de ánimo y el descanso.
- Reducción del cortisol: al inhibir la producción de la hormona del estrés, se reduce la hiperactivación del sistema nervioso simpático.
- Regulación del sistema propioceptivo: mejora la percepción del cuerpo en el espacio, ayudando a modular respuestas sensoriales.
- Optimización de la transición al sueño profundo: favorece una progresión más eficiente entre las fases del sueño, reduciendo despertares nocturnos.
Lejos de ser una técnica exclusiva de entornos clínicos, la DPT ha demostrado beneficios en:
- Ejecutivos y emprendedores con alta carga de estrés: al reducir la reactividad fisiológica, facilita la recuperación y mejora la claridad mental.
- Personas con insomnio crónico: acelera la conciliación del sueño y prolonga la fase de sueño profundo.
- Individuos con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), ansiedad o estrés postraumático: mejora la autorregulación emocional y el enfoque sostenido, reduciendo la hipervigilancia y promoviendo la relajación.
Cómo aplicar la terapia de presión profunda en casa:
La DPT puede incorporarse fácilmente en una rutina diaria con métodos accesibles:
- Nórdicos con peso: diseñados para distribuir presión uniforme, promueven una respuesta parasimpática y mejoran la calidad del sueño.
- Abrazos firmes: la ‘regla de los 8 segundos’ que ha hecho viral Marian Rojas en sus charlas. Aplicar presión controlada a través de abrazos puede generar un efecto calmante inmediato.
- Rodillo o masajes con vibración: Usar un rodillo para masajes profundos o dispositivos vibratorios en piernas, espalda y brazos estimula la conciencia corporal y la relajación muscular para inducir una respuesta de calma.
- Pelota de pilates: Al rodarla sobre el cuerpo mientras se está tumbado, se logra una distribución controlada de la presión.
- Sillas tipo puff: Ofrecen un soporte ergonómico que genera presión uniforme, replicando la sensación de un abrazo estabilizador.
En resumen, la calidad del sueño es un activo estratégico para el alto rendimiento. Incorporar técnicas de presión profunda puede optimizar la recuperación nocturna, reduciendo los efectos del estrés y potenciando la capacidad cognitiva.
Desde Mantea exploramos cómo integrar estos hallazgos en soluciones prácticas y basadas en evidencia científica.
“Para determinadas patologías como el insomnio o la ansiedad, recomendamos nórdicos pesados, especialmente útiles para contribuir a la relajación del sistema nervioso, mejorar la calidad del sueño y la recuperación celular durante el mismo”, asegura la Dra. Tonazzi.
By Ancla.life