La pandemia no ha afectado por igual a todas las startups españolas. Mientras que las que se mueven en áreas como la ciberseguridad, la formación online o el comercio electrónico han evolucionado positivamente, aquellas que pertenecen a sectores como el turismo, los negocios presenciales o los eventos han sufrido de primera mano las consecuencias de las restricciones, muchas incluso viéndose en la obligación de cerrar.
A pesar de esto, la pandemia no alteró especialmente el ritmo de inversión en las startups españolas. De hecho, según el estudio Scanner Startups Ecosystem de Barcelona Tech City, a pesar de que el número de operaciones en 2020 registró un descenso del 6,6% hasta las 385, las startups del país captaron nada menos que 2.087,5 millones de euros en rondas de financiación, un 4,3% más que en 2019. Aunque a principios del año pasado se paralizaron por completo, el efecto de la digitalización y el sector tecnológico lograron atraer de vuelta la inversión extranjera. Todo indica que estas cifras seguirán aumentando en 2021.
Por lo general, las previsiones a futuro son bastante optimistas ya que, según este estudio, un 86% de las startups confía en aumentar sus ingresos en 2021, mientras que sólo un 6,6% cree que ocurrirá lo contrario. Pero, ¿a qué retos y oportunidades se enfrentan las startups españolas?
Se suele decir que la crisis y el cambio siempre crean oportunidades. En este sentido, es necesario destacar la consolidación del eCommerce. Hoy en día casi todo lo compramos online. Aquellos más reticentes han tenido que sumarse a este modelo para subsistir. Sólo en el primer trimestre de este año, el eCommerce ha crecido un 58% a nivel global respecto al mismo periodo de 2020, según un informe de Salesforce. Concretamente en España, el incremento ha alcanzado un 65%. A pesar de existir plataformas como Amazon o eBay que copan la mayoría de cuota de negocio, existen muchos nichos con grandes oportunidades donde la especialización y la personalización del servicio al cliente permitirá competir contra ellas.
También el sector salud se ha llenado de oportunidades. Además de haber ganado un gran prestigio entre la sociedad, la velocidad de desarrollo de la biotecnología y los procesadores junto con la inteligencia artificial ha despertado un gran interés entre los inversores. La telemedicina también ha venido para quedarse.
No nos podemos olvidar del elearning. La formación a distancia, por telepresencia u online ha percibido un incremento notable en el número de usuarios y, aunque ya estaba en auge, se ha consolidado como la alternativa frente a la tradicional formación presencial. Especialmente lo veremos en el cambio de la forma de consumir contenido, ya que se demandará más microlearning para consumo “just in time”.
Por otro lado, las cadenas de suministro han sido las grandes protagonistas y también han vivido una gran transformación. Aunque les costó incorporar tecnologías emergentes como la Inteligencia Artificial, el Análisis de datos e Internet de las cosas, este año se prevé el crecimiento de soluciones que les permitan agilizar los pedidos, proteger las relaciones, mejorar la trazabilidad y reducir el desperdicio. En cuanto a la implementación de nuevas tecnologías, gracias a la llegada del 5G y a los emprendimientos basados en IoT y blockchain, se crearán oportunidades para el desarrollo de servicios basados en la movilidad y el ancho de banda, así como nuevas interfaces virtuales y servicios basados en la gestión remota de terminales y dispositivos.
Se espera que la transformación digital despegue definitivamente en todos los sectores, tanto el protech como el legaltech, insurtech o edtech. La automatización de procesos y el uso de chatbots seguirá aumentando y también las finanzas descentralizadas, las fintech o sistemas alternativos de financiación como el crowdfunding serán más protagonistas que nunca. Todo lo que tenga que ver con la digitalización, como la integración en la nube, las empresas desarrolladoras de SaaS o las metodologías ágiles también tendrán su hueco en el mercado.
Por último, sin duda el mayor reto para las startups será la gestión del capital humano. Con la llegada de la digitalización, las habilidades blandas como la agilidad, la flexibilidad o la creatividad se han convertido en la principal demanda de las empresas a la hora de incorporar a nuevos trabajadores. Además, la extensión masiva del teletrabajo ha abierto las puertas al talento sin importar su localización eliminando la limitación de estar en las grandes ciudades.