La cultura de la innovación está absolutamente arraigada en Navarra desde hace décadas, y sigue siendo una de las palancas clave de desarrollo en la que continuamos trabajando para seguir progresando en todos los ámbitos y sectores de actividad. No en vano, y según el informe del estado del ecosistema de innovación en la Comunidad Foral, basado en el Regional Innovation Scoreboard (RIS) 2023, se posiciona como una región innovadora fuerte y ocupa el puesto 98 entre las 100 regiones más innovadoras de Europa. A escala estatal, es la cuarta comunidad más innovadora, sólo precedida por Euskadi, Madrid y Cataluña.
Como digo, no nos conformamos y continuamos avanzando para innovar en diferentes ámbitos de actividad. Un ejemplo de ello es la reciente designación de Navarra como coordinadora del consorcio del proyecto europeo European Circular Innovation Valley (ECIV), en el que participan nueve países con el objetivo de promover innovaciones y proyectos que conecten diferentes cadenas de valor, procesos y materiales para avanzar en la transición hacia una economía circular.
La innovación es también un elemento clave en los proyectos de emprendimiento, que impulsamos, junto a su factibilidad e impacto, a través de las acciones que desarrollamos en el marco del III Plan de Emprendimiento en Navarra 2021-2024, con el que hemos dado un salto cualitativo, un impulso transformador para renovar nuestro tejido empresarial y crear prosperidad, bienestar y un mejor futuro para la Comunidad Foral.
Entre sus novedades está el foco en el descubrimiento de oportunidades empresariales en los sectores estratégicos que plantea la Estrategia de Especialización Inteligente y Sostenible de Navarra, S4, nuestra agenda de transformación económica para ser una región referente en Europa en economía sostenible, digital y comprometida con el territorio y las personas. Me refiero, por ejemplo, a la Alimentación saludable y sostenible, la Industria de la energía verde, la Medicina personalizada, la Transición ecológica o la Transición digital.
Las oportunidades que surjan de ellos van a ser fuente de procesos emprendedores de impacto, ejemplos de talento, compromiso y búsqueda constante de innovaciones. De nuevas empresas, en definitiva, que innovan, perviven en el tiempo, escalan y miran al exterior.
Porque la supervivencia empresarial es un factor clave para cualquier territorio. En este punto, como recoge el último estudio Global Entrepreneurship Monitor (GEM) de Navarra, nuestra tasa de actividad empresarial consolidada (de más de 3 años y medio de vida) se sitúa en el 9,3%, por encima del 7,2% de la media estatal. Si hablamos del ámbito internacional, Navarra es uno de los países europeos con mayor porcentaje de empresas establecidas; incluso, por primera vez, por encima de Holanda que, según GEM, puede ser considerado como el país con mayor tasa emprendedora de Europa.
Unas cifras que nos satisfacen, pero con las que no dejaremos de poner en el centro la mejora continua de las condiciones y servicios que requieren los nuevos proyectos emprendedores y sus equipos, especialmente si cuentan con un componente innovador.
Y en esta labor seguiremos contando con la sociedad pública Centro Europeo de Empresas e Innovación de Navarra (CEIN), entidad de referencia en nuestro ecosistema emprendedor.