Nunca antes tuvimos una oportunidad tan clara de liderar un cambio que resuelva el mayor desafío al que se enfrenta la humanidad: la emergencia climática. Un reto que llega en un contexto de inseguridad energética y de lucha por seguir siendo competitivos frente a la desindustrialización.
Mientras la Unión Europea tiene la visión de convertirse en el primer gran bloque económico climáticamente neutro en 2050, en España y Portugal tenemos todos los ingredientes necesarios para abanderar este cambio. El sector europeo cleantech es vibrante y la inversión en este sector sigue superando las tendencias generales del mercado.
Según datos de Cleantech Group, se invirtieron 11.100 millones de euros en tecnologías limpias europeas en 2023. Iberia, en concreto, ha experimentado en los últimos seis años un fuerte aumento de la inversión en las startups cleantech, que se disparó entre 2021 y 2022. En 2023, la inversión siguió aumentando por encima de la media de este periodo, aunque con un descenso significativo después de 2022, lo que supuso un récord histórico en este contexto. Esto no es una excepción, dado que la inversión mundial en tecnologías limpias disminuyó drásticamente el año pasado.

Fuente: Cleantech Group
Portugal y España (principales proveedores de energía limpia de Europa) son vitales para la transformación económica del continente. La región ya alberga el 20% de los proyectos de hidrógeno verde del mundo y podría ser el próximo hub industrial europeo. Solo el sector de las energías limpias creará 2,65 millones de nuevos puestos de trabajo en la región de aquí a 2030, al tiempo que movilizará más de 150.000 millones de euros de inversión. Además, para ese año, España y Portugal deberán superar el 80 % de producción de electricidad verde.
A la vista de estos datos, queda claro que podemos ser líderes de la industria cleantech en Europa. ¿Cuál es el problema entonces? Que el ecosistema no puede conseguir ese liderazgo sin el empuje y la determinación política. Se hace necesario, por tanto, sincronizar velocidades y poner el foco en el desafío, apoyando el desarrollo del ecosistema. No es tan complicado, solo hay que seguir tres pasos.
Para empezar, el ecosistema cleantech necesita el apoyo político adecuado. La transición hacia las tecnologías limpias requiere ambición. Inversores, innovadores, empresas y bancos líderes la tienen. La cuestión es si los políticos también. Esta es la razón por la que Cleantech for Iberia ha publicado recientemente su manifiesto de cara a las próximas elecciones de la UE. Nuestra coalición colaborará con los responsables políticos de todas las ideologías para establecer objetivos ambiciosos para 2040 y garantizar que la transición sea justa e inclusiva a través de los paquetes de políticas existentes, como "Fit for 55". Los responsables políticos deben seguir desarrollando mecanismos de apoyo que refuercen toda la cadena de valor y puede lograrse impulsando la capacidad administrativa, reduciendo los plazos de concesión de permisos y los costes.
En segundo lugar, el ritmo de los desafíos requiere de profesionales altamente cualificados. El déficit actual de cualificación en energías limpias en la Península Ibérica es de 100.000 profesionales. Mediante el reciclaje y la mejora de las cualificaciones podemos hacer del problema una ganancia, garantizando que los ciudadanos de toda la región se beneficien de la transformación verde a través de empleos seguros, estables y bien remunerados.
Debemos reorientar nuestro sistema educativo hacia las necesidades que vienen, fomentando una mentalidad empresarial entre los investigadores e incentivando las asociaciones público-privadas para el desarrollo de competencias. Por ejemplo, el fabricante europeo de baterías Verkor ha creado su propia “escuela de baterías” junto a once socios. Este tipo de iniciativas son las que tenemos que seguir en nuestra región si queremos desarrollar nuestra economía verde del hidrógeno.
Por último, conseguir la revolución industrial de las tecnologías limpias precisa volúmenes de inversión sin precedentes. Tanto en España como en Portugal existe un grave déficit de financiación de serie B, que socava la capacidad de las empresas para escalar. Además es complicado acceder a deuda y capital circulante. Existen mecanismos innovadores, como la deuda de riesgo, pero hasta ahora ha habido poco interés en implementarlos.
Aunque los fondos de inversión se interesan por las inversiones cleantech, la dificultad de conciliar los largos plazos de desarrollo de las cleantech con el modelo de negocio propio de estos fondos, desalienta la inversión.
Ante este panorama, la solución no puede consistir en recurrir a subvenciones, pero el sector público sí puede reducir el riesgo de las inversiones privadas. Así, los responsables políticos deberían facilitar el acceso a la deuda y al capital circulante con el fin de permitir a los innovadores aumentar la producción y escalabilidad en el mercado.
Por otra parte, más allá de los fondos y las políticas públicas, el papel de las grandes corporaciones es de vital importancia para activar la demanda. Las inversiones empresariales en tecnologías limpias han despegado en la última década y las empresas tienen ambiciosos objetivos de descarbonización. Estas empresas buscan tecnologías que puedan racionalizar, automatizar y permitir la reducción de emisiones. Aquí, de nuevo, el papel de la política es crucial: coordinar a todos los actores y capacitarlos para liderar la transición verde.
Las tecnologías limpias – y la reforma de la Ley Industrial en España - emergen como nuestra oportunidad dorada para liderar la reindustrialización en la Península Ibérica. Aprovechar con éxito nuestro potencial durante la próxima década puede convertirnos en el centro neurálgico de tecnologías limpias en Europa y marcar el comienzo de una nueva era industrial.
El ecosistema está preparado, pero necesita el empuje político más que nunca. Para llegar rápido puedes ir solo, pero para llegar lejos, es necesario ir acompañado. La pregunta clave es: ¿tendrán la misma ambición que nosotros y nos acompañarán aquellos que pueden propiciar el cambio?