Durante años, sectores como el de las infraestructuras de transporte han sido percibidos como entornos poco abiertos a la innovación. La complejidad operativa, la regulación y la naturaleza crítica de los servicios que prestan han contribuido a consolidar una imagen de prudencia frente al cambio. Sin embargo, esa percepción está empezando a transformarse, especialmente en el ámbito de la gestión y el mantenimiento de autopistas, donde la colaboración con el ecosistema emprendedor está abriendo nuevas vías de evolución.
Aquí los retos son tan diversos como urgentes: mejorar la seguridad vial, anticipar incidencias mediante análisis predictivo, reducir el impacto ambiental de las operaciones o automatizar procesos clave como la supervisión de peajes. La tendencia apunta hacia soluciones que combinan inteligencia artificial, visión computacional, y modelos de mantenimiento predictivo. Y muchas de estas tecnologías ya están disponibles, desarrolladas por startups especializadas que entienden las necesidades del sector y trabajan con nuevos enfoques.
Desde nuestra experiencia, hemos comprobado que el verdadero cambio no se produce únicamente a través de la tecnología, sino mediante la cultura. Una cultura que tenga como pilar la innovación y que fomente la curiosidad, la colaboración y la apertura al entorno. Por eso, en los últimos años hemos apostado por activar el talento interno mediante programas que promueven la cultura de innovación en la empresa y el emprendimiento corporativo. Más recientemente, hemos comenzado a abrirnos al ecosistema innovador a nivel internacional a través de nuestro primer programa de Venture Client, “InnovAction”, entre otras iniciativas.
Nuestro objetivo no es solo incorporar tecnología, sino resolver problemas concretos. En la primera edición de InnovAction, seleccionamos tres propuestas que responden a retos reales de nuestro negocio: un sistema de detección de camiones con frenos o neumáticos en mal estado, una solución de visión artificial para mejorar la seguridad en las operaciones y un sistema de radares 360º para la detección automática de incidentes en autopistas. Más allá de su nivel tecnológico, lo que une a estas soluciones es su enfoque práctico y su alineación con los desafíos reales del sector. Son ejemplos de cómo la colaboración entre operadores consolidados y nuevas empresas puede generar valor tangible para la sociedad.
En un momento en el que las infraestructuras críticas deben adaptarse a un entorno cambiante, apostar por la innovación abierta es también una forma de compromiso: con la seguridad, con la eficiencia y con un futuro más sostenible para nuestras carreteras. Porque transformar sectores tradicionales no requiere romper con el pasado, sino construir el futuro desde la experiencia, la visión y la colaboración.