Seamos líderes en transferencia tecnológica en Deep Science. Seamos capaces de convertir los hallazgos científicos surgidos en universidades y centros de investigación en empresas industriales de alto valor. Convirtamos la ciencia, a través de las tecnologías disruptivas desarrolladas por nuestros investigadores, en una industria competitiva internacionalmente y menos dependiente del exterior. Generemos un nuevo modelo industrial resiliente y sostenible, capaz de atraer talento y de crear puestos de trabajo cualificados. España puede hacerlo porque tiene todos los mimbres para convertirse en una potencia internacional en Deep Science, como demuestra nuestra gran producción científica: en 2020 se superaron por primera vez las 100.000 publicaciones científicas, situándonos en el undécimo puesto en el ranking mundial, pero el impacto de estas publicaciones no se traduce en patentes, lo que demuestra que no estamos siendo capaces de convertir ese talento en industria. Nuestros científicos no son empresarios, y tampoco deberían serlo, pero es necesario impulsar estrategias para construir un buen tejido financiero y empresarial donde las tecnologías industriales puedan anidar, porque emprendimiento, innovación e investigación deberían ir de la mano.
Mientras tanto, Europa es ya líder mundial en Deep Science y aporta el 30% de la producción científica mundial, por delante de gigantes como Estados Unidos y estando al mismo nivel que China, y esto ha sido posible gracias al apoyo de sus instituciones públicas. Un claro ejemplo de ello es Horizonte Europa, el programa de la Unión Europea para la financiación de proyectos de innovación e investigación, dotado con más de 95.000 millones de euros, en el que uno de sus principales objetivos es el de reforzar la ciencia y la tecnología.
Pero la financiación pública necesita también el apoyo de la inversión privada. Por ello, dentro del mundo del Venture Capital ha nacido el Science Equity, un nuevo asset class especializado en la transferencia tecnológica en Deep Science, invirtiendo en sectores fundamentales como nuevos materiales, fotónica, biotecnología industrial, nanoelectrónica… Una categoría de inversión emergente que está creciendo a pasos agigantados en otros países de nuestro entorno. En España apenas hay gestoras especializadas en Science Equity y las empresas de Deep Science tienen graves problemas de financiación. Conseguir que esto cambie no es solo una labor de las instituciones públicas, sino también de los inversores privados: fondos de fondos, fondos de pensiones, aseguradoras, family offices, patrimonios… Todos debemos remar en la misma dirección. Solo así seremos capaces de provocar un cambio profundo en nuestro ecosistema industrial, económico y social.