Si 2020 ha sido el año de la reacción a un fenómeno global inesperado como la COVID-19, que nos ha cambiado el paso y, en algunos aspectos, acelerado procesos de transformación que se venían gestando, 2021 será el año de la reactivación. Pero no de una reactivación que nos devuelva al pasado que ya queríamos cambiar, sino a un futuro sostenible, que ponga en equilibrio la economía, el planeta y las personas.
Pero, ¿cómo contribuir de la manera más eficaz y eficiente a este proceso de transformación del tejido productivo hacia una reactivación sostenible? El proceso impacta en diferentes dimensiones. No basta con acceso a financiación. En muchos casos, es necesario redefinir el propósito, visión y modelo de negocio. Sin duda es necesario evaluar nuestro impacto en el medio ambiente, transformando procesos de producción y distribución, y reevaluar la oferta de productos y servicios ante una transformación de la demanda cada vez más exigente y disruptiva de la ciudadanía. Sin olvidar la profunda transformación del mercado de trabajo y la necesaria adaptación de las organizaciones para atraer el talento necesario y ofrecer modelos flexibles, pero a la vez socialmente responsables.
Con 2021 marcando el inicio de la Década de la Acción para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), desde Impact Hub hemos definido 4 ejes que ayudan a articular las numerosas iniciativas y planes de acción que están impulsando diferentes actores:
1.- Ecosistemas y Comunidades para la Transición
En primer lugar, parece necesario optimizar los procesos de colaboración contribuyendo a sinergias y optimización de recursos. En este sentido, el diagnóstico, diseño y desarrollo de ecosistemas orientados al emprendimiento y a la reactivación sostenible debe ser un eje prioritario de las políticas de los principales actores: administración pública y grandes empresas tractoras. El Índice de Ecosistemas de Emprendimiento de Impacto, elaborado por la red Impact Hub y que se presentó en noviembre de 2020, ofrece un diagnóstico y una radiografía de estos ecosistemas para los diferentes territorios del estado a nivel provincial. Definir los planes de acción para impulsar el desarrollo de estos ecosistemas y la creación o fortalecimiento de comunidades temáticas o sectoriales son acciones imprescindibles para facilitar los procesos de crecimiento y transformación de emprendedores y pymes.
2.- Impulso del emprendimiento en sostenibilidad
La declaración de la importancia del emprendimiento para la reactivación sostenible por parte del Gobierno de España, a través del Plan para la Recuperación, Transformación y Resiliencia y de la Estrategia España Nación Emprendedora es clara y rotunda. Queda por delante articular esta visión en planes de acción que realmente permitan hacer crecer los nuevos proyectos, su supervivencia a medio plazo y su capacidad para escalar esas iniciativas. En los últimos años se ha desarrollado un ecosistema emprendedor vivo, pero aún fragmentado, con déficit importante en las fases intermedias y sin alineamiento decidido en la visión de la Agenda 2030. Salvo algunos actores pioneros, la visión de emprendimiento y del ecosistema de startups sigue más anclado en el modelo de la búsqueda del unicornio que maximice la rentabilidad económica de los inversores que en la creación de un tejido productivo con impacto social y medioambiental aún a costa de una rentabilidad más moderada.
Será necesaria una política decidida para el desarrollo de actores e instrumentos que fortalezcan esta visión del emprendimiento sostenible y de impacto en los próximos años.
3.- Transición a la sostenibilidad de las pymes
Las pymes representan la base de nuestro sistema productivo, y son las que sin duda están sufriendo con mayor fuerza, junto con los autónomos, el impacto de la crisis económica. Si bien la estrategia de apoyo al emprendimiento sostenible puede ayudar a la creación de nuevas iniciativas, puestos de trabajo y actividad económica, resulta imprescindible ayudar a las pymes a su transición hacia una economía basada en la sostenibilidad.
Es ya una realidad que el acceso a determinadas ayudas y financiaciones están condicionadas al alineamiento con la Agenda 2030 y al cumplimiento de requisitos específicos (huella de carbono, estándares de mediciones de impacto…). Pero la necesidad de las pymes para llevar a cabo ese proceso de transición es inmenso y va a requerir de programas y acciones concertadas de diversos agentes para acelerar el proceso: acompañamiento en el diagnóstico, sensibilización y formación, estrategia y definición de propósito, planes de transformación de las cadenas de producción, gestión de residuos y planes de circularidad, políticas de empleo y modelos de gobernanza, integración de la innovación en la cultura de la organización, etc. La tarea representa un auténtico reto colectivo. Estamos hablando de la transformación del tejido productivo, empresarial y económico de un país con la presión del reloj de la crisis climática y la necesidad de reactivar la economía.
4.- Sensibilización e impulso de la Agenda 2030
Por último, pero no menos importante, es necesario una masiva acción de sensibilización y divulgación en la ciudadanía. Si bien, afortunadamente, la conciencia y discurso de la sostenibilidad ha entrado en consejos de administración de las grandes compañías y en las mesas de gobierno de las administraciones públicas, aún el desconocimiento sobre la Agenda 2030 de la ciudadanía es importante. Pero el enfoque debe de ir más allá de la mera sensibilización, ya vamos tarde. Es importante que no nos limitemos a “evangelizar” sobre el cambio climático y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El reto está en aterrizar estas campañas en un auténtico programa de cambio de comportamientos y generación de hábitos y patrones de conducta y acción en nuestras vidas con una visión 360 grados.
Es el momento de pasar de hablar de la agenda común de los Objetivos de Desarrollo Sostenible como constructo general a aterrizar en nuestros comportamientos en el trabajo, en el consumo, en nuestro estilo de vida y en nuestras relaciones sociales y de cuidado. No es posible un cambio de un modelo productivo sin un cambio en las conductas y el comportamiento de las personas. Diseñar y crear las condiciones para que estos comportamientos puedan emerger, arraigar y crecer es responsabilidad de todos los actores sociales, con mayor responsabilidad cuanto mayor capacidad es nuestra generación de impacto.
Ha pasado ya la hora de la reflexión y el debate. La reactivación sostenible es un imperativo urgente para construir un futuro digno para las generaciones futuras, una llamada que apela directamente a nuestra responsabilidad, al cambio de nuestros comportamientos como ciudadanos y como organizaciones.