Cuando dos personas fundan una empresa, se casan sin anillo. Comparten visión, riesgos, ilusión… y también presión, agotamiento y decisiones difíciles. Y en ese cóctel de adrenalina y velocidad, la calidad de la comunicación suele quedar en segundo plano.
Desde fuera todo puede parecer alineado. Pero por dentro, los silencios, las suposiciones y los desencuentros empiezan a acumularse. Y un día, casi sin darte cuenta, lo que empezó como un “tenemos química” se convierte en un “no sé cómo decirle esto sin que explote”.
Al principio, no parece grave. Lo dejas pasar. Pero como tantas cosas en la vida, lo que empieza como un susurro, si no se atiende, acaba gritando. Y lo que era invisible entre cofounders se vuelve evidente para todo el equipo.
Lo he visto muchas veces: equipos que pasaron de estar completamente sincronizados a mirar cada uno por su lado. Lo que antes era “nos complementamos” se transforma en juicios silenciosos sobre lo que el otro hace (o no hace) y en una sensación de injusticia y desequilibrio interno por falta de comunicación.
También es una gran fuente de conflicto cuando uno de los socios no logra escalar al ritmo que pide la empresa y, a veces, lo que sigue es lo más difícil: la salida. Cuando un founder que antes sumaba, empieza a restar en el sistema.
Todas estas situaciones no son raras ni tampoco son señales de fracaso. Son señales de que la relación ha dejado de tener espacios de cuidado, honestidad y feedback.
Para mí, el reto no es dejar de tener conflictos. El reto es tener las herramientas y el hábito de abordarlos.
Una conversación pendiente no resuelta no desaparece. Se transforma en rigidez, en resentimiento, en distancia. Y si eso no se nombra, contamina indirectamente el resto: el equipo, la cultura, la toma de decisiones.
Con el tiempo, he aprendido a valorar el poder de ciertas preguntas. Preguntas esenciales para poder abordar la reconexión con tu socio:
- ¿Qué asumo del otro que nunca he validado?
- ¿Qué tema importante estamos evitando por miedo a romper la armonía?
- ¿Dónde ha dejado de haber confianza, y qué la haría posible de nuevo?
- ¿Qué parte de este conflicto también tiene que ver conmigo?
- ¿Cómo está impactando esta tensión en el equipo?
- Si no resolvemos esto en los próximos 3 meses ¿qué consecuencias puede tener?
- ¿Qué acuerdos necesitamos para salir de aquí fortalecidos?
Liderar no es solo gestionar a las personas del equipo, es cuidar la relación más crítica de tu empresa: la relación entre quienes la sostienen. Porque cuando esa base es sólida, todo lo demás fluye distinto.
By Ancla.life