"No pretendemos trabajar con personas que solo emprendan para ser sus propios jefes, nosotros necesitamos actitud, especialización y pasión"

Olalla Castro es directora y Marco Martín director de Innovación y Service Design de Eleven Lab. Este es un laboratorio de innovación e incubadora de startups que nace en 2020 —concreta y oficialmente el pasado lunes 22— con el objetivo de impulsar proyectos capaces de generar un impacto real en la sociedad.
El lab, que mantiene su convocatoria abierta a través de la web hasta el 31 de julio, apuesta por proyectos vinculados a la industria 4.0, el proptech, smart cities... Todo lo que puede caber bajo el objetivo 11 de la ONU en su agenda 2030 (Ciudades y comunidades sostenibles). Además de validar e incubar proyectos, el lab tendrá un importante foco en cocreación corporativa y contacto directo con el mundo académico, pues se impartirán charlas y seminarios sobre sostenibilidad, innovación, metodologías, etc. en diferentes centros y también en el suyo propio.
La iniciativa está formada por arquitectos, ingenieros, economistas, expertos en marketing y diseñadores de producto y experiencia. Un equipo multidisciplinar que puede convertir una idea en una realidad viable, factible y poderosa y que nace con la convicción de que no es posible lograr un desarrollo sostenible sin transformar la forma en que se construyen y administran los espacios urbanos.
¿Cómo ha sido preparar el lanzamiento de vuestra iniciativa en plena crisis de la COVID-19?
O: ¿Francamente? Para nosotros, una suerte. Teníamos este proyecto en mente desde enero y, cuando llegó el parón, de repente nos encontramos con tiempo para darle forma, contactar con el ecosistema y testar. Las crisis, casi siempre, son una fuente de oportunidades. Aunque ahora no lo veamos con claridad.
¿Cómo creéis que esta afectará a las convocatorias dirigidas a startups?
O: Así como en 2008, 2009, 2010 las inversiones en innovación se dispararon gracias a la proliferación de startups, en este caso no tiene por qué ser distinto. Creo que tras una crisis como esta la capacidad de observación y creativa aumentará considerablemente. Supongo que por una mezcla entre supervivencia, reconocimiento de la realidad, vigilancia y formación.
M: Además, si algo nos está enseñando la crisis del COVID-19 es que ahora más que nunca es imprescindible que exista un cambio real en los nuevos modelos de negocio y en el mindset de las empresas, con proyectos enfocados a una sostenibilidad real. Aquí creemos que hay una gran oportunidad de mejora y crecimiento.
Os definís como un laboratorio de innovación y una incubadora de startups, ¿qué diferencia hay entre ambos términos? ¿Qué labor realizáis en cada uno de esos papeles?
O: El término incubadora se queda corto para lo que nosotros hacemos. Los modelos de incubación aportan conocimiento y recursos a las startups, pero sé de buena tinta que muchos no son suficientes para según qué proyectos. Al final se intenta estandarizar y la mentoría o colaboración resultan escasas. En cambio, al poner un mayor foco en la validación como base, como nosotros hacemos, el modelo es más el de un laboratorio. Para mí este es el término que engloba todo lo demás. Desde esta óptica, las palabras clave ya no son solo mentoría o emprendimiento, sino también garantía de solución o instauración de método.
M: Eso es, incubamos proyectos pero, como dice Olalla, nuestro modelo es más el de un laboratorio, ya que que tratamos de trabajar con proyectos que tengan un modelo validado a través de nuestra metodología y que generen un impacto real.
¿Por qué decidisteis centraros en las ciudades y la sostenibilidad de las mismas?
O: Para el 2030, más del 60% de la población mundial vivirá en ciudades. Y unos años más tarde esta cifra aumentará hasta el 70%. Las ciudades, su gestión, su gobernanza, sus conexiones o sus recursos son el germen de cualquier desarrollo sostenible en el mundo y estamos obligados a desarrollar patrones que puedan replicarse en cualquier ámbito. De no ser así, las ciudades se convertirán en un gran problema y no en la solución.
¿Qué os diferencia de otras iniciativas que trabajan en la misma dirección?
O: No soy yo de compararnos con nadie. Nosotros creemos ciegamente en lo que hacemos y nos rodeamos de los mejores: en industria, en negocio y académicamente. No lo sabemos todo ni vamos de gurús. Pero sí tenemos un método muy trabajado, somos transparentes, cercanos y consideramos el lab como un centro de cocreación para apoyar proyectos que de verdad puedan cambiar las cosas. Hacemos innovación útil, no me cansaré de decirlo. He visto mucha innovación en forma de documento guardado en un cajón —también llamado postureo sobre proyecto— durante gran parte de mi vida profesional.
¿Qué relación os gustaría establecer con las instituciones públicas? ¿Qué responsabilidad consideráis que tienen en fomentar e implantar el desarrollo sostenible?
O: Las instituciones públicas tienen una responsabilidad clave y primordial en el desarrollo. Sobre todo para garantizar la inclusividad y la resiliencia de las ciudades desde la gobernanza. Nuestro contacto con estas instituciones será de cercanía, conversación y colaboración activa sobre proyecto. No creo que el orquestar subvenciones sea suficiente. Necesitamos implicación.
¿Y los ciudadanos?
O: Muchos ciudadanos confían en que el desarrollo nos vendrá dado sin mover un dedo… porque a veces somos más de pedir derechos que de asumir deberes. Claramente debe ser una mezcla de ambas cosas porque pagamos impuestos, pero es responsabilidad de todos el hacer del sitio en el que vivimos un lugar más ordenado, más justo, más vivible y más inclusivo para las generaciones venideras.
Tenéis abierta una convocatoria hasta el 31 de julio, ¿qué buscáis en las compañías?
O: Buscamos implicación y realidad. No pretendemos trabajar con personas que solo quieran emprender porque quieran ser sus propios jefes. Necesitamos actitud, especialización y pasión, y dar con equipos que hayan visto clara una ineficiencia o una carencia en cualquier sector.
Y ellas, ¿qué recibirán a cambio? ¿Por qué deberían presentarse?
O: Recibirán a cambio nuestra implicación y la implicación de nuestros colaboradores, que son muchos y muy potentes. Además, funcionaremos en todo momento como socios de esa compañía a la hora de lanzarla y hacerla evolucionar. Iremos con todo.
M: Insistimos mucho en el término cocrear y no pretendemos que sea una palabra vacía que sirva para decorar una pared. Cocreamos con nuestros Thinkers. Nuestros Thinkers son el centro de todo, por un lado aportan ideas en cada fase y, por otro, ayudan a sentar las bases para construirlas o reconstruirlas, obteniendo así grandes resultados.
¿En qué consiste vuestra metodología propia?
M: No hemos reinventado la rueda. Trabajamos con un método propio pero que se basa en metodologías ágiles contrastadas que nos permiten experimentar y validar sus ideas en el mercado. Solo así crearemos negocios de éxito, viables y escalables; negocios que de verdad aporten valor a la sociedad. Nuestra metodología se centra en el usuario, en la estrategia y en nuestro modelo, y se estructura en tres fases: Validate, Setup y Launch. O, dicho de otra forma: validar, crear y lanzar.
¿Qué plazos manejáis para el desarrollo de vuestros planes? ¿Cuándo anunciareis las elegidas?
O: La validación e incubación de un proyecto, hasta su lanzamiento formal, podría ir desde los tres a los cuatro-cinco meses, según su complejidad. La idea es ser muy ágiles pero garantizando al 100% la viabilidad de ese proyecto. En septiembre arrancaremos con las validaciones de los dos proyectos elegidos a través de la Open Call.
Ya nos estamos poniendo en contacto con aquellos proyectos que son descartados. Cuando una idea no cumple nuestros objetivos, no mantenemos a su creador en vilo. Será en agosto cuando comencemos a mantener contacto con los Thinkers seleccionados como finalistas.
¿Cuáles son vuestras expectativas al respecto?
O: ¡De momento estamos muy contentos! Llevamos solo unos días de convocatoria y tenemos ya unas decenas de proyectos, con ideas muy interesantes con las que trabajar.
M: Por suerte, el lanzamiento de la convocatoria está siendo un éxito y va a ser muy difícil decantarse solamente por dos proyectos. ¡Ojalá podamos llegar a trabajar con todas las ideas interesantes que están entrando!
¿Qué implica que vuestro foco esté en la cocreación corporativa y en contacto directo con el mundo académico?
O: Son cosas distintas. La cocreación corporativa está orientada a ayudar a compañías ya consolidadas a crear —o revisar— nuevos modelos basados en sus competencias clave y posicionamiento de mercado. ¿Con qué objetivo? Ser realmente útiles en los procesos, servicios y productos que ofrecen. Consideramos que las empresas ya consolidadas tienen un papel vital en el desarrollo sostenible de la sociedad. Una gran parte de la población las integra, con lo que las empresas son ciudadanos.
El mundo académico, por otra parte, son nuestros partners con los que desarrollamos los proyectos de los Thinkers desde una fase preseed. Ellos son la mejor fuente de conocimiento y los que nos ayudan a aportar el foco científico sobre el producto o servicio.
¿Por qué apostáis por estos dos mundos?
O: Son la clave. Las compañías consolidadas pueden —y deben— ser una escuela de sostenibilidad para sus empleados y para la ciudadanía. Un espejo en el que mirarse. Y las instituciones y el mundo académico son obviamente los garantes y vigilantes de que el desarrollo sostenible sea una realidad.
¿Cuáles son vuestros deseos para el futuro de Elevan Lab?
O: Construir, construir y construir. Y poner nuestro granito de arena en algo que es más grande que cualquiera de nosotros como individuos.
M: E inspirar. Por un lado a esos Thinkers que tienen una idea —pero también dudas de si merece la pena— y, por otro, a empresas que quieren invertir en una innovación más social.
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