El necesario impulso al entorno investigador español: lecciones desde Silicon Valley

En España potenciar la investigación y la transferencia de sus resultados hacia las empresas es una necesidad imperiosa. No obstante, pese a los esfuerzos y los recursos destinados, los avances están siendo escasos.
Esta entrega pone el énfasis en los obstáculos que nos impiden avanzar y recortar la brecha con USA, cuyo liderazgo tecnológico mundial viene forjado en gran parte por su eficacia en la transferencia de tecnología.
Buena parte del contenido proviene de las conversaciones con Hector García, destacado investigador del Berkeley Lab, y Javier Carrera, postdoc en Stanford, a quienes quiero agradecer por compartir conmigo su visión tan esclarecedora sobre el entorno investigador americano, europeo y español.
Los pilares del liderazgo tecnológico de la Bay Area se fundamentan en su excelencia investigadora y una eficaz transmisión hacia las empresas. Para ello se fomenta la interdisciplinariedad que anima a los investigadores a formarse en campos de investigación totalmente nuevos con el apoyo de sponsors dispuestos a arriesgar y apostar por proyectos en terrenos inéditos. Otra seña de identidad es la política de grandes laboratorios, con equipos multidisciplinares, capaces de abordar proyectos de envergadura. Y como colofón, la Bay Area cuenta con fondos suficientes y garantizados con los que investigar sin temor a recortes inesperados. Una parte de esos fondos está sponsorizado por compañías privadas que buscan asegurarse la transferencia de los resultados o de patentes para futuros productos.
En los recintos investigadores de la Bay Area y en general de USA el investigador goza de una amplia flexibilidad y autonomía, no se le somete a una supervisión estricta ni a la dependencia de la jerarquía porque la promoción no depende tanto de los jefes sino de los resultados objetivos y la proyección mostrada.
El investigador americano está bien valorado por la sociedad y su salto al sector privado está bien visto. Las empresas USA fichan a investigadores por su capacidad asumir el liderazgo en la creación de nuevas start-ups que desarrollen productos innovadores.
La cultura de invertir en compañías spin-off está muy arraigada, impulsada por los propios emprendedores de éxito, dispuestos a invertir su dinero en spin-offs que trabajan en proyectos con posibilidades de desarrollar innovaciones de envergadura o disruptivas.
A los investigadores se les anima a que creen start-ups con ánimo de convertir los resultados de la investigación en innovaciones reales con impacto en los mercados. El círculo lo cierran las corporate americanas que no dudan en promover firmemente start-ups como vía para nutrirse de futuras innovaciones con las que actualizar o renovar sus líneas de producto y sus tecnologías.
En España la investigación no funciona de forma tan eficiente. La jerarquía impone las decisiones y acaba coartando la libertad del investigador.
Los incentivos a los investigadores para que se conviertan en emprendedores son mínimos y tampoco se les inculca esa opción. La menor disponibilidad de recursos y la falta de inversores lastra los proyectos en los sectores que más atraen a los investigadores como la biotecnología, la nanotecnología o la robótica.
Crear spin-offs de investigación resulta más complicado, debido a que apenas existen ayudas y la legislación española no incentiva la inversión en ellas.
En España el network al alcance de los investigadores es más limitado y se siente menos protegido y apoyado.
En comparación con los americanos, a nuestros investigadores les falta espíritu emprendedor y una mayor orientación a la innovación, definida como una inequívoca voluntad de culminar los proyectos hasta conseguir resultados con impacto real en el mercado o la sociedad. Esta orientación innovadora es minoritaria entre los colectivos investigadores españoles, poco proclives a trabajar en fases de desarrollo y comercialización por desmarcarse de las habituales tareas del investigador.
El retorno de investigadores con un mindset pro-emprendimiento supondría un gran acicate para la generación de spin-offs y la transferencia de tecnología. Desafortunadamente este retorno se presume difícil porque supondría para ellos cortar en seco su proyección como investigadores.
En USA los investigadores tienen facilidad para incorporarse a nuevos proyectos que les resultan motivadores y con participación empresarial. Además, se les anima a que se involucren en proyectos de ámbitos distintos a los que han trabajado hasta el presente.
En cambio en España al investigador se le encasilla y se le circunscribe a un determinado tipo de proyectos dentro de unas líneas de investigación predeterminadas. Además, la endogamia y predilección por candidatos próximos, supone también un hándicap para el retorno. Si lo hacen, nadie les garantiza que puedan optar a una buena plaza o tener un contrato a largo plazo.
Toda esta problemática acarrea una incertidumbre muy elevada que el investigador expatriado difícilmente aceptará, máxime cuando sabe de las escasas salidas para los investigadores en empresas. Las compañías privadas no contratan a investigadores de Universidad o centros públicos.
Todo apunta a que el 2022 será el año de la llegada masiva de fondos de Europa vinculados al programa Next Generation y al HorizonEU. ¿Seremos capaces de sacar buen provecho de esta lluvia de millones y potenciar nuestra transferencia de tecnología?. Para ello deberemos superar una serie de ineficiencias y barreras que han limitado hasta el presente el impacto de buena parte de los proyectos con financiación europea.
A priori, estos proyectos deberían ser plataformas atractivas para los investigadores españoles e incluso para impulsar el retorno de los expatriados. No obstante, adolecen de limitaciones e inconsistencias.
Una primera ineficiencia en estos proyectos radica en su gestión sometida a una abundante burocracia y papeleos que ralentiza su avance.
Además, una vez concedidos los proyectos se relajan los procedimientos de supervisión y no se hacen esfuerzos suficientes por optimizar los recursos. Al final los avances son poco significativos y los resultados no están a la altura de la inversión realizada.
Estos proyectos normalmente obedecen a un patrón de “cuotas nacionales” lo cual va en detrimento de su eficiencia y competitividad.
El problema de origen radica en que Europa no ha logrado constituirse como una unidad científica. Cada país preserva su propio sistema de investigación que prioriza sobre los objetivos de ámbito europeo.
Algunos países europeos sí están avanzando por la senda correcta. Hector García mencionaba a Suiza y Dinamarca.
La estrategia de Suiza se fundamenta en atraer investigadores de origen extranjero porque están bien cualificados y resultan comparativamente baratos.
Por su parte Dinamarca ha creado una gran fundación non profit con una dotación económica considerable dedicada a financiar los proyectos de investigación científica.
Si nos fijamos en áreas de oportunidad abiertas, España aún tiene opciones de convertirse en un “player” relevante en el ámbito de Life Sciences.
Nuestra posición favorable proviene de la trayectoria de varios centros de investigación punteros y un buen número de investigadores bien formados en múltiples áreas de health.
Hector García apuesta por la estrategia de “gran centro investigador tractor” o motor que consistiría en crear uno o varios centros de investigación pioneros a escala internacional en zonas con innegable atractivo turístico como Mallorca, Barcelona, Valencia o Málaga. Se trataría de aprovechar el tirón del clima, playa, buenas conexiones con Europa para atraer a investigadores de todo el mundo.
Como ejemplo representativo de esta línea menciona el Donostia International Physics Center, en San Sebastián, que en poco tiempo se ha granjeado una gran reputación y recibe multitud de solicitudes de investigadores extranjeros con reputación.
Aunque parezca trivializar y frívolo, España no debe desaprovechar sus fortalezas y hará bien en hacer valer sus puntos fuertes para atraer talento de primera línea mundial: clima, calidad y estilo de vida.
Dentro del área de Life Sciences, la combinación de Computer science con Física es la que llevará esta área a otra dimensión actualmente insospechada. Se crearán campos totalmente nuevos o híbridos. Europa se equivocará si no se implica suficientemente en estas tendencias investigadoras del futuro.
Uno de los mayores hándicaps del sistema investigador español reside en la resistencia a cambiar de modelo mental o “mindset”.
Las tendencias actuales en investigación priorizan la apertura de nuevos campos o la hibridación de los existentes. Para poder incorporarse adecuadamente y sacar provecho de estas tendencias el investigador español debe mantenerse abierto a renovarse y a participar en campos de investigación emergentes con gran potencial.
Nos conviene fijarnos en casos de éxito de nuevos modelos de centros de investigación que se están implantando ya puntualmente en España. Son un ejemplo a seguir porque atraen a investigadores extranjeros de prestigio y repatrian talento. Hector García menciona el Instituto de Ciencias Fotónicas de Cataluña, con un funcionamiento basado en las pautas internacionales, con menor rigidez a la hora de contratar y salarios liberalizados. También resalta el Centro de Regulación Genómica por su capacidad para atraer investigadores de toda Europa.
Se trata de centros totalmente internacionales con la particularidad de ubicarse en España y que funcionan con las normas y rutinas aperturistas típicas de los mejores centros a escala mundial.
Los resultados son realmente satisfactorios, con una elevada tasa de productividad investigadora en proyectos de alcance y mayores niveles de transferencia de resultados a empresas.
Finalmente, una medida audaz pero eficaz consistiría en animar a nuestros investigadores top a participar en proyectos europeos.
Esta estrategia iría dirigida a investigadores españoles de prestigio actualmente trabajando en centros extranjeros. Se les propondría incluirlos en las propuestas que se presentan a los Programas I+D de la Unión Europea. En tanto que ciudadanos españoles pueden participar plenamente como investigadores miembros de los equipos de estos proyectos. La aportación de sus brillantes CV aumentaría las posibilidades de aprobación de estos proyectos.
Para ello habría que crear una completa base de datos con researchers españoles de prestigio repartidos por todo el mundo. Y contactarles para que participen en proyectos europeos liderados por centros de investigación españoles.
Espero que esta entrega, seguramente controvertida, sirva para tomar conciencia de lo mucho que podemos aprender de otros entornos para avanzar en nuestro propósito de elevar la eficiencia de nuestro sistema investigador, activar de forma definitiva la transferencia de tecnología e impulsar la generación de spin-offs tecnológicamente disruptivos y económicamente viables.
Número de empresas tech e innovadoras en España
Fuente de datos: Ecosistema Startup, la mayor plataforma de empresas españolas.