La nueva política a prueba antes de las generales

En las elecciones del pasado 24 de mayo se acabaron las mayorías absolutas para todos los nuevos gobiernos autonómicos y la mayoría de los ayuntamientos de grandes ciudades. Después de tres intensas semanas de pactos se inicia una nueva etapa en la que las negociaciones y el consenso serán imprescindibles para gobernar. Antes de las elecciones generales tendremos tiempo de experimentar las ventajas y los inconvenientes de las cámaras fragmentadas.

En este contexto la transparencia y la participación ciudadana jugarán un papel muy importante. Algo que se refleja en las palabras de la nueva alcaldesa de Madrid Manuela Carmena: “Queremos gobernar escuchando, que nos llamen por el nombre de pila”. Y es que cuando hay que llegar a acuerdos para que ciertas iniciativas prosperen, la opinión pública adquiere una mayor transcendencia.

Pero los nuevos partidos no son los únicos que se han dado cuenta de esta realidad. Y el análisis de los resultados de las elecciones ha llevado a los grandes al reconocimiento de la necesidad de refundarse, de hacer también nueva política. No en vano, el candidato socialista a la alcaldía de Madrid, Antonio M. Carmona, abrió una cuenta en Change.org para recibir peticiones ciudadanas a pocos días de las elecciones.

El revuelo ha sido aún mayor con Kuorum, una red social en la que los cargos públicos pueden transparentar su agenda política y recibir propuestas de ciudadanos y organizaciones para mejorar sus proyectos. Ya son diez los diputados estatales de cinco partidos diferentes que se han dado de alta. En esta plataforma, que se ha dado a conocer como el LinkedIn de los líderes políticos, también participa la alcaldesa de Torrelodones, Elena Biurrun, o la misma Carmena.

En otros países como Estados Unidos, el Reino Unido o Suiza, los electores están más acostumbrados a tratar directamente con sus representantes a través de la red mediante webs como Politnetz.ch. Pero en España, de momento, sólo se trata de un primer acercamiento a esta forma de hacer política. En los meses que quedan hasta las elecciones generales se pondrá a prueba la capacidad de nuevos y viejos partidos para poner en marcha esos canales de participación de los que tanto se ha hablado en los programas electorales. Porque votar cada cuatro años ha quedado tan obsoleto como las propias mayorías absolutas.